19 de mayo de 2008

Petite morte

.
De eso se trata, finalmente.
Del reclamo de tu boca al aire que la domina.
El aire que abunda ante tus labios y, sin embargo,
se niega a tu garganta.

Por ahora.

Las desproporciones son cada vez mas marcadas:
cada vez sale más aire del que entra.
Cada vez es más el calor que generas
que el que puedes transpirar.

La sobrecarga es evidente.
Pero no hay resistencia.

Todo en tí es humedad.
La piel.
La lengua.
Tus pensamientos puros.
El agua salada que corre en tu pecho,
la que brota de tu frente.
Agua limpia,
tan solo corrupta por tu perfume.

La vista se nubla.
No hay nada que ver.
No es necesario prestarse a deleitar
todos los sentidos.
No cuando solo hacen falta dos.

Estas muriendo.
Pero renacerás.
Sin ninguna razon
que no sea volver a morir
ante mis brazos.
Por mi acción no morirás.
Lo has buscado tú.
Pero no te sientas mal,
que no es suicidio
lo que has originado.

Llorarás como el recién nacido.
Pero el dolor no habitará en tu tacto,
ni en el bombeo de tu corazón.
No si no te gusta.

Se dice que es más dificil renacer
que simplemente nacer.
Los vampiros lo dicen.
Los creyentes lo dicen.
Los libros lo dicen.


Puede ser cierto.
Pero no podemos averiguarlo con certeza,
si no es por el método
de prueba y error.

El aire vuelve a su lugar.
La piel se enfría. El frío es dañino.
Déjame protegerte.



Lista?

Empecemos de nuevo.



foto por Nephtys Angel (devianart)

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