30 de marzo de 2010



Despierta. Ya anocheció. Pronto, ponte la blusa y un pantalón de mezclilla oscuro. No te preocupes, esta vez yo pagaré la tintorería. Hace frío, también lleva una chaqueta (no, no empieces a alburearme, no hasta haber cenado). Con gorra, no quiero que te vean el rostro, aún no sabes camuflarte correctamente.


Pronto, sígueme. Mira, ahí. ¿Puedes olerla? Cuatrocientos metros a las doce. Alejándose. Huele a incienso barato, traído de algún lugar exótico de Europa. ¿Hueles su virginidad? Apuesto a que sí. Sus pies apestan a hongos atenuados por talco barato. De seguro es una gran caminadora. Su dieta es bastante vegetariana. Lo sé por el aroma de su sangre, muchos carbohidratos naturales, pero pocas proteínas. De seguro come muchas frutas.


Espera, aún no te acerques. Huélela un poco más. Estas bugambilias no pueden atenuar nuestros sentidos, y menos los tuyos, puesto que tienes mucho más hambre que yo. ¿Lo notas? Está rezando. Es católica, de seguro. ¿A que ya sabes que es? Sí, exacto, me lo suponía yo también. Es una monja. Debe ir a la casa de asistencia que está más hacia el norte. Es una lástima, esta noche no habrá rezos para esas pobres embarazadas. Quizá una noche de éstas vayamos a divertirnos con una de ellas. Quizá hasta convirtamos a una de las criaturas, será muy saludable para ellas crecer en un ambiente tan... melancólico, como nos gusta.


Anda, olfatea un poco más, antes de perseguirla. ¿Que puedes notar? Cuero. Sí, lo lleva en varias partes. El sudor que se impregna a los aromas indica que lleva un libro, quizá su biblia. Vaya lujo forrar una biblia en cuero. ¿Qué? ¿Tambien notas sudor de abdomen y espalda? Vaya, debe llevar un traje especial, supongo. Dudo mucho que sea una indumentaria de castigo, pero no lo dud... ¡No! ¿Que te parece? ¡Puedes oler su sexo! ¡Está excitada! Esto se pone interesante. Pronto, saltemos encima de esos hermosos edificios coloniales. Con cuidado, no dañes los adoquines con tus pies cuando saltes.


Mira, nos acercamos suficiente. Está a dos cuadras. Creo que es suficiente para que puedas empezar a leer su mente. Anda, descríbeme aquello que puedes ver. Mmm... ya veo. Dildos. Sí, típico del clero. Vaginas. Media docena de vaginas. Espera, yo tambien las veo. ¡Ha! ¿De las chicas embarazadas? ¿Que pretende esta pervertida? ¿Y en serio le hacen caso? Oh, espera, ya entiendo. Olfatea un poco más. Huele a pólvora. De seguro las amenaza a punta de pistola. En mis doscientos cincuenta años no me había tocado nada parecido. Bien, creo que nos divertiremos bastante con ella. Pronto, sígueme. Bajemos a la calle de nuevo. Cuidado con los botes de basura, no hagas ruido. ¡Va a cruzar la calle. Salta, ahora!




Sigue oliendo. ¿Puedes percibirlo? ¡Más cuero! ¡En su vagina! Si, puedo verlo, a través de su hábito. Es una tanga portadildos. Vaya, ese artilugio se ve caro. Si, yo también percibo esos aromas. Aceite de almendras y de naranja. De seguro es otro de sus juguetitos. Vaya que se divierte esta perra malnacida. Nunca me ha dado buena espina eso de la religión. Oye, espera, calla. Sé que tienes hambre. Pero no queremos que grite cuando la ataquemos. Tranquila, esta presa será toda para tí.


Muy bien, está a punto de llegar. ¿Crees que puedas dominar tu transformación esta noche? Me excitaría montones verte follar con todas esas chicas embarazadas, para luego matarlas y hacer el amor encima de una hermosa cama de sangre. Pregnant Blood. Sí, escribiremos una canción después. ¡Alerta! Ya sintió nuestra presencia. Anda, querida, es momento de cazar.


Eso es. Acércate. Despacio. ¡Ha! Pobre tonta, se ha metido al parque, donde es más vulnerable. Se nota que nunca ha sido acechada. El gran defecto de los cazadores que nunca han sido presas. Eso es, querida, muy bien. Despacio, entre los árboles. Esa piel de jaguar que te has puesto es muy buena. Tu forma semihumana se entrecorta entre la maleza y la hermosa luz de la luna. Muy bien, pisa despacio la hojarazca, un pie detras de otro, sin dejar huella. Seis. Cinco. Detente, ha volteado. No... te... muevas... huélela, te encanta el aroma de su sudor en el cuero y en la tela blanqueada con hipoclorito de sodio. Sí, es tan... neutralmente... seductora... puedes ver a través de sus ropas de nuevo, tiene una figura perfecta... Bien, ya volteó. Cuatro. Tres. Dos. Un paso. Mantente detrás de ella. Ahora huele su cabello. Jabón, y barato. Está bien, está limpio. Su mente dice que tiene miedo, desea morir hoy. Bien, deberías cumplir su deseo. Las endorfinas dan un muy buen sabor perimortem. Sigue caminando, detrás de ella. Sopla en su nuca. ¿Sí, le gusta, lo notas? Está volteando despacio. Espera... espera... espera... ¡Ahora!

Oh, pude escuchar el crujido de su nuca hasta aquí.


Muy bien. Come, mi preciosa. Come, mientras yo le doy su último placer terrenal. Eso es, despacio, deja que tu cuerpo asimile su sangre y su mente. Eso, despacio. Está teniendo muchas contracciones. Lo haces bien, le estamos dando mucho placer, tanto como el que tendremos en unos instantes con esas chicas de la casa de asistencia. Eso es, ¡aqui viene! Oh, si, su último aliento.


Me llena de emoción eso de los finales felices. No pudiste haberlo hecho mejor. Anda, adelántate. Yo voy a deshacer este cuerpo en partes y esconderlas entre la hojarasca, más adelante. Toma, le he arrancado el rostro. Cómelo, y si no, tíralo lejos. Adiós, mi preciosa monja.

24 de marzo de 2010

Remembranzas

blutengel14

Aún puedo ver tu rostro, tan esencial como el ser, distractor de aquello que me interesa: los ojos de Horus, esos ojos iluminados que no dicen nada, pues están en el Nirvana. A veces me pregunto si es posible encontrar un mundo nuevo detrás de ellos, o simplemente son un reflejo de una realidad a la cual me niego.

Aún recuerdo, creo, como llorar. De vez en vez lo hago, tan sólo por no perder la costumbre. Lo cierto es que no tengo motivos para hacerlo. ¿Que clase de masoquista seré si he de querer un motivo para llorar? ¿Que clase de idiota seré si un aliento tuyo pasa enfrente de mi ser, buscando ser capturado entre mis manos y mi boca, esperando no ser atrapado?

Aún puedo recordar cómo era derramar sangre, antes de este prolongado letargo. Tu boca me indica que busque, mi corazón obedece, mis sentidos entorpecen, mi motivo se oscurece. Tu boca ríe, y yo con ella, pues tanto el cielo como el infierno me han sido prohibidos, te resulta divertido. El sarcasmo y la honestidad se han fundido en una carcajada. Clava, gira y retira el cuchillo.

Morfeo me llama a su palacio. Asisto a la cena de gala, y antes de sentarnos a la mesa, presenta al invitado. Un rojo hermoso cubre tu cuerpo, y una espada de plata empuñada con maestría me apunta. Puedo verte deseando con anhelo mi último lamento, el cual tomas con una estocada. Morfeo contempla, se burla contigo, y me echa de su casa. Mi nariz sangra, todo ha sido un sueño. Recuerdo haber muerto por tu mano, asustado, pero complacido con la belleza del acto, y la belleza de la actriz.

Pero, después de todo, un recuerdo no es suficiente.

19 de marzo de 2010

Hogar sagrado



El sol alumbra tu pesar,
ya ningun vicio ha de aliviar
el llano inmenso de tu ser,
lloras en silencio...

Pero conozco un lugar
en donde no existe el pesar,
tan sólo hambre sentirás,
la saciarás sin freno...

Bienvenido a la oscuridad.
No sentirás vacio.

Bienvenido a la oscuridad,
aquí no hay exilio...

No tienes porqué respirar
un aire tan incierto,
en esta falsa realidad
donde el amar es veneno...

Pero conozco un lugar
donde la sensibilidad
no será castigada,
serás libre, serás eterno...



Bienvenido a la oscuridad,
las lágrimas son mitos...


Bienvenido a la oscuridad,
aquí no hay exilio...


Aquí no hay exilio... 


Astarté



La lluvia en mis pies
me recuerda tu calor
en las sombras del ayer
se estremece mi ser

El recuerdo de esa vez
que juré nunca olvidar
la inocencia de tu piel
y tu nombre...

Diosa oculta,
que profanas mis entrañas
Mente cruel y despiadada, ¿Aún me amas?

Llorarán los condenados
por tu risa helada
Mente cruel y despiadada, ¿Aún me amas?

Nunca volveré a beber
tu fuente de maldad sexual
Seducción llena de placer, 
fatal quimera...

El recuerdo de esa vez
que juré nunca olvidar
la inocencia de tu piel
y tu nombre...

Diosa oculta,
que profanas mis entrañas
Mente cruel y despiadada, ¿Aún me amas?

Llorarán los condenados
por tu risa helada
Mente cruel y despiadada, ¿Aún me amas?



Escrita en conjunto con Saul Leobardo Pereda Espinoza

11 de marzo de 2010

Sensibilidad

¿Sientes esas notas vibrar en tus nalgas? Ni siquiera la musculatura de tus nalgas puede amortiguar el golpe seco de los latidos de la música que llega a cada uno de tus vellos, en cada parte de tu cuerpo.

Cada percusión, cada golpe del bajo contra los dedos del ejecutante y al revés, cada vez que la melodía te invita siquiera a solfear, sólo hacen más y más evidente tu líbido enaltecido por encima de los dioses de la guerra y del amor.

Y yo, al otro lado de esa cruel línea que separa al escenario del espectador, sólo distingo tu desverguenza por tus muecas extrañamente inapacibles.

Pero una ejecución robótica es lo que te mantiene excitada.

5 de marzo de 2010

Angel del mal

Soy el hombre solitario,
que cabalga persiguiendo el sol,
esperando no encontrarlo aún...
el que permanece cerca de la luz,
tan sólo para hacerse su amiga,
tan sólo para no ser atacado
por su poderoso brazo de verdad.

Soy el que en mentiras se esconde,
pues sólo la blasfemia es pura,
enemiga constante que da la cara,
arponera que arremete y sesga,
tengo poder y alimento
en los brazos de la mentira.

Soy el guerrero de trescientos años,
gastado en mediocres batallas,
esperando aquella guerra suprema
donde sin miedo entregará el alma.
Soy el arquero que caza sueños,
y como un malvado, heridos los libera.

Soy el ocaso del mundo perverso,
pues mi reino es de maldad y deseo,
la compasión será castigada
con la furia de mil ballestas.
Terminaré con el asco a lo impuro
difuminándolo en todas mis tierras.

Soy el cocinero de los muertos,
adorador del sabor de las guerras.
Las almas que aún claman dolor
dan gran sabor a memorias y penas,
un poco de fuego, y expugnar pecados
harán de mi Señora la sonrisa más tierna...