18 de diciembre de 2009

Historia de un asesinato.




El terciopelo rojo se desvanece...

Mira su mausoleo, tímido y frío, como su corazón mismo.
La inocencia del haz profundo de su cabellera,
tan sólo profanada por el moho y la hojarasca,
no hay dolor, no hay desidia,
tan sólo la angustia carcomiendo su morada,
tan sólo vida verde nebulizando un horizonte dividido.

Detrás de esas crueles paredes fúnebres,
llenas de horrores varios, de historias tristes,
de llantos de la tierra y ficciones del ocaso,
detrás de la Muerte, hay más Muerte,
la doble negación de quien se resiste a perecer,
la crítica falaz de una obra perpetua,
que con fieros cinceles marca por siempre las almas.

Escucha, ya viene: la tormenta se aproxima.
No es cualquier tormenta, no es de ira consumada.
Es el dolor extremo, el preámbulo de la victoria.
Quien yace en esta tumba volverá, pues no es su hora.
Quien ha callado su boca morirá, lento y de rodillas,
la venganza es juego de niños ante el edicto del Destino,
la piedad es un artificio para este espectador sádico.

Observa, la fuerza eléctrica y desgarradora del Nigromante.
Sus cadavéricas manos toman forma de hilos blancos,
se trazan en el firmamento, escribiendo esta bella pieza,
llamando a la orquesta fúnebre, cambiando sus cuadraturas,
rallentando el voraz ritmo, preparando la marcha de corceles,
sus galopes romperán al mundo, retorcerán los crudos temores
al tiempo que la opera magna cobra vida, se estremece.

La estela de luz ha terminado su infernal escritura fractal:
el punto y aparte en el centro, el llamado redobla en la mar:
pero es mi tierra la que tiembla, se debilita, se desmorona,
mis pies han quedado presos... ¡Oh, soberana traidora,
has jurado protegerme de ese muerto deleznable,
y ahora la ayudas a costa de tu quebrar constante!
¿Que te ha ofrecido a cambio de esta pulverizante agonia?

Siente su hálito: es imperioso, es terrorífico, es delicioso.
Su muerte a cambio de mi muerte. Castigo, por demás, honroso.
Serás testigo de la asesina más peligrosa del mundo.
La venganza es su fuerza motriz, su beso el terrible instrumento.
No mires más sus garras, sus huesos en mis entrañas.
Mira su mirada, sin reflejos, ni el tuyo ni el de su alma,
excepto por ese deseo de muerte, ad líbitum, sin límite.



Mientras tanto, su terciopelo rojo, entre mis manos, se desvanece.


Para C.

8 de diciembre de 2009

Terpsicore




Te he salido a buscar entre fríos inmensos y ventarrones de destino ignoto,
en pútridos días soleados, olorosos a hierbas muertas y sudor añejo,
esperando encontrar el roce de tu vestido pardo y desconsolado,
esperando cortarme con el halo de baile fino, sensual y desequilibrado.
Te he buscado en el aliento de las féminas sin satisfacción o consuelo,
en el aura de las almas con el mayor desdén que jamas el hombre osa portar,
en los ojos de los muertos, deshechos por el tiempo y el hambre bacteriana,
ocultando la osadía con la que rompo mi firma de palabra con el viento.
Pregono un nombre vacío, un sentido indistinguido, un canto falazmente bello,
Profano la soledad de las almas, un golpe ciego a la nada, deseoso de hallar
ese fetiche voraz que alimenta mi nariz, ese cruel abrigo hecho de deseo puro,
deseo que aniquilaste para vestirlo con galantez y travesura,
para lucirte entre los bosques pardos de encantos perdidos,
mientras vago entre ellos, cazando con desespero, trazando con locura,
mientras el hambre se traga, de a poco, mi conciencia,
y el rumor de las bestias profana mis crujientes sentidos, el anhelo
de perecer en medio de la niebla, de terminar el viaje del cazador,
de ceder mis armas a los espíritus de los peores tormentos que conozco,
agruparlos en formación de fusilamiento, cual heroe criminal,
aguardar la función de la danza de la Muerte,
aguardar el redoble del canto del Magna Voluptas,
y entre una orgía de cantos místicos y agobiantes
ser fusilado en el más erótico de los sacrificios,
agotar la última de mis palabras feas y roncas
y escuchar el último de tus silencios,
mientras el cielo duerme,
mientras la Luna crece.

26 de noviembre de 2009

Veritas veritatis




Hay poesías que subliman el sufrir,
que hacen que el dolor propio atraviese corazones,
poesías que laudan las almas perdidas,
aquellas que parten en sufrimiento,
aquellas que yacen inocentes en el laberinto real,
que propician el clima idóneo
de una historia de terror para niños y crédulos.
Hay poesías que alaban a los dioses,
tan sólo declamables en glorias y cánticos,
incuestionables palabras terricolas
que descienden desde los reinos de los cielos,
depositando esperanza y fe
en las almas de los débiles de mente.
Hay poesías que rayan en lo divino,
poesias que riman como los fractales,
otras tantas que aluden la belleza al punto de recrearla,
y otras que encarnan el deseo,
el jugo preciado de los bebedores de vida,
el veneno perfecto para los agonizantes románticos.
Hay discursos que ofrecen justicia y valor
al desposeido, al necesitado, al falto de fe,
discursos poeticos que elevan la moral
al grado de darle calidez a una patria falsa,
a un ideal falso.
Pero yo conozco la verdadera poesía,
aquella que no se lleva en el corazón,
pues tiene corazón propio.
Aquella que no causa ni exhala dolor,
pues el dolor mismo es su carne misma,
aquella que no pierde como el laberinto del minotauro,
pues es la mas brutal y cruel de las carceles,
la que no asusta al mas incredulo de los hombres,
pues es ardor puro y no lo necesita.
La que no se dedica a alabar a un dios falso,
pues su sola fragancia es digna de alabanza.
La que no es rima, ni simetría, ni cordura,
es entropía, es caos, un mar de salvajes formas.
La que no encarna la belleza, cosa insulsa,
pues llamarle Belleza es menospreciar su ser,
pues llamarle Deseo es desdeñar su culto.
La que me es tan prohibida, tan oculta,
que en letras no puede manchar al mundo.
Pero yo conozco la poesía prohibida,
que tiene cuerpo y aliento de mujer.

Θέλω να πεθάνω στα χείλη σας. Αλλά ξέρετε ήδη.

24 de noviembre de 2009




Estaba el Maestro azotando con una paleta las nalgas de su sumisa, pues ella había escogido su propio castigo, al rehusarse a autoinflingirse dolor. La enorme paleta de madera, mas el filo de los estoperoles, causaban un castigo bastante uniforme en la carne.

La sumisa, que no solía llorar, empezó a sollozar lentamente. El Amo, preocupado, pues no era costumbre de ella quejarse con castigos tan suaves, se detuvo y se volvió al frente, para preguntarle qué es lo que pasaba. Le preguntó, y dado que ella tampoco lo sabía, formuló la siguiente pregunta:

- Maestro, ¿Porqué la magia del dolor aparece y desaparece repentinamente, como ahora? ¿Porqué el dolor no solo muta en placer, sino tambien en odio, o incluso desidia?

El Maestro tampoco conocía la respuesta. En lugar de decir que no lo sabía, regresó a las nalgas y volvió a trabajar con la paleta. Pero el primer golpe, sobre la carne fría, fue tan punzante en la chica, que levantó el pie hacia atrás bruscamente, pateando con el talón la quijada de su verdugo. Él cayó al suelo, y luego de reincorporarse, su coraje era tan fuerte que pensaba en castigar más severamente a la chica. Pero ella no se había dado cuenta de lo que pasaba, y seguía sollozando. El Maestro se conmovió, y luego de unos instantes, volvió a su rostro, lo tomó con una mano, la hizo que lo viera, y finalmente contestó su pregunta:

- No es que el dolor mute en odio, o desidia. El odio y la desidia son sólo consecuencias de tu humanidad. El dolor sólo puede mutar a placer, y viceversa. El placer y el dolor son energía pura, la energía que te mantienen viva. El placer se presenta cuando esta energía se concentra, y el dolor cuando se disipa. Pero no olvides que es natural que la energía tenga que abastecer tu ser completo, que tengas que sentir un dolor intenso, para que puedas a volver a concentrar tu voluntad en el placer, en el juego eterno del ciclo del voluptas. Sólo respira, y deja que el dolor fluya. Ya volverá aquello que deseas.

Ella obedeció. Pudo dejar de llorar, mientras el Amo acariciaba las marcas y partes estratégicas de su cuerpo. Al cabo de un rato, la paleta volvió a resonar en la habitación, esta vez sumado con gritos de placer.

19 de noviembre de 2009

VOLVPTAS




Me hice a la tarea de definir el deseo.
Me hice a la tarea de buscarle,
quizá en donde no debía.
Me hice a la tarea de
plasmarlo en letras,
letras en extinción,
contradictorias a
la naturaleza
del deseo.

Extintas.




...



Una mirada inocente, o implacable.
Una espalda seductora, o acribillante.
Una nuca frágil, o consoladora.
Una mirada reciamente rimbombante.
Unas manos cálidas que llaman al arte
de explorar sus labios, el vacío distante
que en su ser oculta, su invitación a amarle
y registrar su esencia, y sufrir el desfase
del vano intelecto y la necesaria carne,
del volátil cuerpo y nuestras almas errantes,
del nacer en Horus y por Ra quebrarse.
Porque el deseo es impuro, y el deseo es intachable.
Porque mis odas son burdas, tercas e inconstantes.
Porque soñé que eres mía, aunque no seas de nadie.

Me hice a la tarea de definir el deseo.
Miré tu rostro, y desperté de mi sueño.

Para el alma maldita mas encantadora que conozco. Aunque esté de más decírselo.


15 de noviembre de 2009

delirio




ese maldito caballo... ya me cansaron sus ojos verdes relampagueantes... tomaré mi arcabuz y le dispararé zapatos... sí... zapatos... patearé su trasero con el poder de mi arcabuz... y quiza su sangre salpique... y pinte mis ropas tornasol, y asi ya no brillaran con esas pinches luces que salen de quien sabe donde... puede ser que hasta pueda ver de donde salen... las buscare, las cazare como los ratones huesudos y sonrientes y panzones que son... huele a su caca... caca de colores... las moradas comen carne, y las azules verduras... huele mas las de verduras... ya no hay carne para comer por aqui, por eso abunda la mierda azul... creo que comere un poco... la... mierda de raton de hueso azul sabe a chocolate, y la verde sabe a fresa... como los pollitos... los pollos de fresa me hacen rechinar los dientes... como los girasoles... me hacen rechinar los dientes y no es divertido porque es feo y porque las semillas parecen monjas y las hojas parecen voladores de papantla y parece que nunca me miran a la cara... nunca me habia dado cuenta que miran al sol... el caballo... el sol... que le ven esos pendejos girasoles al sol... lo unico que hace el cabron es mear sus lucecitas y manchar mi ropa de colores... huelo a caliente... huelo a sol... y esos ojos verdes relampagueantes... ahi esta el caballo... mi escopeta... donde esta... voy a arrancarme un diente y arrojarselo a ver si le doy al cuello y se desmaya y se cae y se desgarra el rostro cuando toque tierra y haga un dibujo bonito de arcoiris o una anj o una suastica o una carita feliz... lo que sea que deje de bueno el caballo en esta tierra infertil donde no salen mas que gatos que cogen y cogen todo el dia con los espantapajaros...




13 de noviembre de 2009

El cielo es para los débiles




¿Puede un alma profana divertirse con el martirio
de los rios de lava ardiente, y de heces, y de suplicio,
mientras mira al alma pura congelarse eternamente
en medio de las suaves nubes que del cielo se ha presumido?

El ángel y el santo, tiesos, con sus atuendos blanquecinos
estan cubiertos de luz, cegadora de borreguitos
que siguen incondicionales al Pastor, bastante estóico,
no sabe que el fuego infernal es cotidies para el que ha vivido.

La respuesta a la pregunta, es un Sí definitivo.


La fotógrafa, Judith Oppenheimer

9 de noviembre de 2009

Simbiosis Vampírica




Han pasado ya siglos, eras enteras en que conocí la calidez de tu mirada,
cálida, a pesar de las almas devoradas y los instantes de placer derrochados.
Cálida a pesar de que el pesar no resienta en tus espaldas,
incluso a pesar de que mis recuerdos sean ya vanalidades en tu existencia.
Recién creado, te perseguí y  aprendí contigo el arte de cazar.
Aprendí a desgarrar, a aspirar el aliento último, a degustarlo con cariño,
a hacerle el amor a la Muerte como jamás podríase con la Vida.
A violar a la Vida como jamás podríase a la preciosa Muerte.
La elegancia siempre fue una enquenque comparada con tu gracia.
Morir por tu mano era a la vez sueño, infierno y alabanza.
Me aniquilaste, terminaste con mi equilibrio, físico y mental.
Atrapaste mi alma en un cuerpo y en un pensamiento desafiantes,
contradicciones pueblan mi mente, agudos dolores mi pecho,
y no tengo la intención de exhalar el más minimo quejo.
Descubrí que mis palabras pueden destruir el multiverso,
si hago gala de algún poco convincente talento.
Descubrí que si escribo poesías, puedo bajarte al mundo de los muertos,
de donde escapas tras cada perfumado aliento,
Puedo poseerte, si quisiera, con sólo tres de mis versos.
Puedo del cuello sujetarte y herir tus sentimientos.
Puedo tomar tu aura más bella, y tragarla con el más cruel desdén.
Devoraría tus ojos desafiantes, y vería lo que tus víctimas ven:
hermosura grotesca, inmovilidad bajo la simpleza,
el alma propia fundiéndose con el amanecer,
condenada a morir eternamente, y tras el dolor de los días, caer.
Quisiera ser tú, impávida alma hambrienta,
tan solo, sólo si entender pudiera
porqué mi alma, tan simple, pero tan fiera,
no le basta a tu vorágine enferma,
y preferiste dejarme, a la postre, incompleto,
cazando, e hiriendo, cual asesino perfecto,
esperando llenar el hambre asquerosa
que en mi corazón reside, y que mi mente no ha resuelto.
Quisiera saber que te saciará, Origen perpetuo,
para ofrecértelo sin siquiera pensar en ello.
Quiero saber cuantas almas, asesina mía,
requerirás para saciar tu apetito maldito.
Cuanto dolor hay que extraer de la pureza,
cuanta sangre de las artes más bellas,
cuantas lágrimas del sagrado erotismo,
cuanta arte del sentimiento más mundano.
Solo díme que me liberarás de mi flagelante destino,
y te pagaré, hasta la Muerte prohibida, si es necesario.
Dime que terminarán para mí los llantos fríos,
y te daré mi corazón, por el odio y por el amor, cálido.
Sabré entonces, si debo seguir en el exilio, cazando,
o salir al Sol, y en un acto de fé, enjugarme en sus halos.
 
 

En la imagen, una hermosa Perla Negra.

31 de octubre de 2009

Bombones en el infierno (o Una historia gastronómica)

 



Estaba el Angel Oscuro sentado en el suelo,
destazando con su tridente la sopa de cuerpos
que se extendía en la olla tibia de sangre y especias,
aburrido de comer traidores y ladrones sin cerebro.

"Un poco de escencia de vida y algo de envidia
quizá haga que esta sopa no sea... desabrida"
decía el Angel Oscuro a un violador,
mientras con un tenedor le sacaba las tripas.

De la Tierra, cadáveres insulsos seguían cayendo,
la olla, empero, era motivo de descontento.
Nada sustancioso, nada apetitoso, nada saludable
para un demonio que necesita pecado inmenso.

Después de muchos experimentos de sazón,
el desconsolado Angel llegó a la conclusión:
"no falta odio, ni vendettas, ni remordimientos,
falta, de la humanidad, una traidora pasión".

Mandó a sus súbditos, cual patada en el trasero,
para no volver sin cumplir su preciado encargo,
de la Tierra debían llover voluptuosos encantos,
de corazón frío y conciencia roja de llantos.

Íncubos y súcubos, en mundo mortal, hacían de las suyas,
hombres que tocaban, hombres que enviaban a la tumba.
Una tormenta de mujeres bella(mente) ultrajadas
invitaban al Angel a aspirar con premura.

Mujeres guapísimas entre viles delincuentes
danzando, arañando y matando cual viles dementes.
¡Había muertes, engaños, conjuros, palabras soeces,
pecado puro para el paladar más exigente!

El Amo tomó el tenedor, ensartó a una chica,
su piel era tersa, su aroma era de caramelo.
La acercó a la estufa, y al grito de "¡pudrete, pendejo!",
ella supo como se asa un bombón en el Infierno.

Así fue como el Angel Oscuro ingenió con acierto
crear en la Tierra los más selectos criaderos,
malvaviscos y caramelos, pecando contentos.

Desde entonces existen las iglesias y los conventos. 



Gracias, Claudia, por la idea.

28 de octubre de 2009

Usurparé




Maquina ardiente, clava sus garras,
mis carnes supuran hedor de caos,
vacio mesurable, habita en mi boca,
difuminando mi grito de ardor,
seiscientos clavos violan mis ojos,
en mis córneas tatuando el terror,
la indeleble agonía de la vida,
el canto del arlequín traidor...

¡Muerte que vacila, no me tomes,
debo seguir sintiendo!
¡mi sangre al cielo debe subir,
evaporada desde el infierno!

Soledad inocua, dulce arpía,
no ocultes tu fiel compañía,
eres fría, eres penetrable,
y cuestiono tu existencia,
sesenta espadas sostienen mi mano,
impidiendo el acto suicida,
¡quema más el amor egoísta
que la nobleza homicida!

¡Muerte que vacila, no me tomes,
debo seguir sintiendo!
¡mi sangre al cielo debe subir,
evaporada desde el infierno!

Toma mi ser, canto del abismo,
notas de azufre trazando el paraíso,
Mi cuerpo es rojo, mi ser ignoto
mi indecencia supera el cruel reto,
seis cuchilladas en tu vientre sediento,
tu garganta es un gramófono excelso,
¡no cederé al hilarante exterminio,
soy el Eterno en el eterno exilio!

¡Muerte inocua, toma mi brazo!
¡Bailemos juntos el vals perfecto!
¡Bebe mi cáliz, devora mi cuerpo,
reclamo el trono que alberga tu seno!

27 de octubre de 2009

Traición ontológica (Parte I: El cazador)





Federico había conseguido por un momento olvidarse de lo feo de su nombre con la maravillosa e inovadora "tecnología popotística" de los chocolates bebibles Hershey's. Había tomado uno de chocolate y notó al instante la manera uniforme en que se distribuía el sabor en lo profuso de su boca. Sacó el popote del envase, lo sopló un poco para expulsar los residuos de bebida, y cubrió la punta con su mano en forma de cuenco. El resultado era una dinámica asombrosa.

Una vez distraído de lo vano del descubrimiento, arrojó el envase, con nada dentro excepto el popote, al bote de basura. No cayó dentro: el tener que acercarse a levantarlo y depositarlo correctamente era una premonición de que algo saldría mal. Uno de esos malos días en que el clima y la poderosa luna menguante pintan hermosa la noche, no así el resto del entorno. Pagó la gasolina y salió del parador con algo de prisa. Debía encontrar buen lugar para estacionarse, y así poder apuntar correctamente al balcón de la habitación de hotel donde se encontraba el objetivo.

Las balas de Federico eran casi mágicas: un sólo disparo y parecía que el objetivo era acribillado por tres francotiradores desde posiciones distintas. Un tiro al rostro y el cadáver era irreconocible. Un tiro al pecho y la muerte era garantizada. Un tiro a los genitales y la agonía era sofocante.

Dieron las dos. La luna seguía atenta, testigo sigiloso de ambos, víctima y victimario. La luz de la habitación se enciende. El balcón se abre. Federico carga el Barrett M95, cartucho lleno. El pulso más firme y el dedo más rápido listos para descargar furia sobre el objetivo. El hombro firme, para girar adecuadamente los diez kilos que pesa el arma. La vista despejada, nada entre el sexto piso del hotel y el toldo del auto a seiscientos metros. El chocolate aceleraba el pulso adecuadamente. 

El balcón termina de abrirse. He ahí la victima: una aparentemente inofensiva, inocente y hermosa mujer de treinta y tantos. Playera y bermudas de un gusto bastante feo para su personalidad, entonces no estaba sola. Cabellera peinada, entonces no estaba dormida. Ojos ávidos de oscuridad, entonces quizá estaba aburrida ahí dentro. Sortija de matrimonio, entonces el trabajo fue quizá ordenado por el mismo marido, considerando la naturaleza de los últimos atracos a los que el asesino había sido designado. Los muslos eran perfectos. Sus ojos se dirigían al vacío de la noche, mirando todo y nada. Buscando algo sin saber qué. A la expectativa.

Federico retiró el seguro, mientras observaba a la rimbombante mujer prender con suma elegancia un cigarro. En cuanto el rifle hizo su característico sonido, pudo ver cómo ella se sobresaltaba. Juraría que, de no ser que el objetivo estaba tan lejano, ella pudo escuchar el sonido de su casi asegurada muerte.

Ella soltó el cigarro por la ventana, y entró casi corriendo, como si una inesperada visita hubiera llegado, o como si alguna idea le hubiera llegado a la mente y tuviera que plasmarla en sea cual fuere su forma de arte. El asesino, quebrado en furia al ver que la luz se apagaba de nuevo al tiempo que la puerta del balcón cerraba, pensaba seriamente la posibilidad de arrojar una granada a la ventana, y salir corriendo como vil ladrón de anaqueles, hasta escuchar el estallido. Se metió al auto. Quería otra bebida de chocolate. Encontró debajo una botella de vodka barato. Se disponía a abrirla y darle un trago. Unos nudillos apresurados tocaban insistentemente la ventanilla del auto. Federico acabó de desesperarse. Abrió la puerta, salió del auto, y encendido como demonio se paró enfrente de la figura que tocaba su puerta.

Era ella. La víctima. Llevaba encima un vestido de gala rojo, tan adecuado a su silueta, tan combinado con el filo exquisito de su nariz, su cabellera lacia y negra y sus ojos púrpura, tan sólo a disgusto con el saco, robado de algún traje masculino muy elegante. Federico aborrecía las vestimentas así de improvisadas, pero encontraba muy hermoso el conjunto, posteriormente engalanado con la voz de la dama:

- Sé que no sabes en realidad porqué estas aquí, y que lo haces por dinero. Dime cuánto te ofrecen, y te lo doblaré. Dime que eres capaz de matarme sin saber porqué, y te doblaré la cantidad.

Federico se había quedado pasmado. No por la belleza de la mujer, o por su atractivo ofrecimiento. En verdad no sabía porqué estaba ahí. No sabía porqué se había hecho fama de asesino a sueldo. No era por dinero, tenía mucho. No era por placer, no sentía nada al regresar de algún trabajo. El hombre se desconectó del mundo, pues era un enfermo terminal. Seguía en pie, pero ya no respondía.

La dama, ya acostumbrada a hipnotizar gente de ese modo tan sádico, abrió la puerta del conductor, introdujo al sujeto, abrió la puerta del otro lado, y aprovechando su terrible hambre y el coraje de lidiar con un desconectado, le retiró el hombro derecho de la camisa, clavó sus colmillos y empezó a succionar con furia, como si el hambre la aquejara desde hacía eones.

Dieron las tres. La luna ya no estaba. Federico salía del auto. Caminó y caminó hasta el desierto, guiado tan sólo por la carretera. "Un muerto andante que no tiene razón de ser", decía para sí. Pensaba en lo ridículo de su vida. Pensaba en lo nihilista que puede volverse uno cuando observa el mundo con otros ojos, y luego esos ojos cambian de naturaleza. Se sabía vampiro. Sabía los qués de la vida.

Subió a un cerro alto, de esos que la niebla siempre los protegen de la vista del turista, se sentó sobre sus piernas, y se puso a meditar, con los ojos abiertos.

Pues ahora se había convertido, de cazador de vanalidades, a cazado por le vacío.

22 de octubre de 2009

Diseño del caos




Las almas vuelan, buscando alivio,
nada les da satisfacción,
materia eterna, buscando el fin
a su eterna putrefacción.

Ellas te miran, rodean tu cuerpo,
!Emerge, envidia pura!
Preparando la escena perfecta,
por su mano hoy morirás...



Siente la escoria entre tus pasos,
diseñando el caos,
estás podrido, tormento eterno,
¡para tí no hay final!



Violarán tus pensamientos,
tu ser perverso renacerá,
tu alma es debil, tu ser es lento,
no serás rival.

Tu periferia hecha de despojos,
infección mental,
lucharás contra tus deseos,
¡por su mano hoy morirás!



Siente la escoria entre tus pasos,

diseñando el caos,
estás podrido, tormento eterno,
¡para tí no hay final!




Tu dios ha huido, es un cobarde,
no sabe de tu humanidad,
no sabe de seres perversos,
no sabe de historia fractal.


Abandonado, tormento extremo,
tu cuchillo debes manchar,
aprieta firme, directo al pecho,
¡pero tu fin no decidirás!






Siente la escoria entre tus pasos,

diseñando el caos,
estás podrido, tormento eterno,
¡para tí no hay final!




¡No hay final!


A mi hermana la Muerte

Te espero.

He estado esperando mucho tiempo. He esperado las respuestas que traes contigo. Los secretos que se esconden tras tus iris rojos. La suerte de calamidades que me esperan...

No te imaginas cuantas veces he esperado por esto, cuando me tomarás y me llevarás contigo al mundo del sueño eterno, la doctrina onírica perfecta, donde no hay sufrimiento si yo no lo pido, donde no hay felicidad si yo no la pido.

Te veo muy cerca, hermanita. Veo tus halos de frío delicioso recorriendo mi rostro, en un ademán casi incestuoso... pero yo sé que eres justa y decente. Yo se que vienes a protegerme del mal cuando en verdad llegue: el mal de la vida sin rumbo.

Sé que debo esperarte, un poco más, una eternidad no es nada ante tus iris rojos. Lo sé por la manera en que me sonríes cuando solicito tu presencia. Estoy dispuesto a esperar muchas cosas. Es sólo que a veces me canso de esperar. No es de mi naturaleza ser paciente. Sé que eres un ente muy ocupado, y por eso te entiendo. Y también entiendo que deseas que el mundo te mire con buenos ojos. Porque no eres mala, no es mala la Muerte, sino que es malo el que abusa de tí. He visto tantas aberraciones en nombre del poder, tantas donde eres una victimaria, he visto las posibilidades de la teoría de la Destrucción Mutua Asegurada, he visto cómo el hambre ciega las mentes y hace caer al humano en el error más asqueroso: el de hacer tu trabajo, sin escuchar tu palabra.

Te espero, con la paciencia que has mostrado hacia mí.

11 de octubre de 2009

Senseness




Punish
your own body
The guilt impales you and leaves its mark
Swallow
my dirty hands
Your own fluids under my nails


Can´t help yourself…
Can´t feel regret…


Feel
my secret plan
oscilating as pendulus of heart
Vanish
in blood pressure
I´ll not allow you to take breath

Dream
the eternal life
The holy orgasms you´ll suffer by
Pay
my price of lust
The Moon´s full so you won´t get sad!

Can´t help yourself…
Can´t feel regret!



In your soul I lay, Madam

2 de octubre de 2009

Sobre la vocación para la sumisión

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Estaba el esclavo en el baño curándose una cortada en un brazo que le había hecho su Señora para degustar, ya que la Sesión había terminado, cuando su Señora entra, ve al esclavo poniéndose una tela adhesiva, se la arranca con furia y con el jalón vuelve a abrir la cortada, creando de nuevo una fuente de sangre.

El sumiso se enfurece, pues el “castigo” ya había sido aplicado desde hacía un rato, pero decide contenerse. Ella lo nota, nota la indiferencia de él por reclamar el acto infundado, así que ella dice:

- Como tu Señora, tengo la obligación de guiarte por el buen camino del placer, pero no puedo hacerlo si no sé por donde vas caminando dentro de tu mente misma. Así que, para empezar, dime porqué no reclamas sobre un castigo infundado.

Él se queda pensando unos segundos, perplejo, pues no sabía porqué no podía expresar su reclamo si no era con una pregunta. Un simple “¿Porqué?” hubiera sonado demasiado débil. Finalmente, pudo formular:

- Supongo que hay una enseñanza detrás de esto. Si no fuera así, no me habrías pedido comentario.

Ella asintió, y respondió:

- Si algún día, cuando me vaya, llegas a ser Amo de alguien, quiero que le provoques dolor sin razón aparente, sin ánimo de provocar o sentir placer. Así notarás si tu esclavo o esclava es apta para la verdadera sumisión. En este caso, tú no argumentaste, no porque no pudieras, sino porque no lo deseabas.

La Señora se quedó viendo la sangre del brazo, idiotizada, y el sumiso la ofreció, como regalo, para dar comienzo de nuevo a la Sesión.

 

 

.

23 de septiembre de 2009

Sufrir como O

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Los estoperoles crujen a compás de la penetración…

Entran y salen de tu carne, con magno estupor…

Las aspas metálicas exhalan tu respiración…

El vacío puro te provee de cierto rigor…

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Tu adorno de hebillas se pierde en tu carne y sudor…

Al tiempo que halo de ellas con excitación…

Acerco tu piel a mi cara, percibo tu hedor…

No hay asco ni morbo, tan sólo mi deseo atroz…

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Mi fusta en tus muslos, tan fuerte como mi erección…

Tus lágrimas salinas demostrando la debida atención…

Tu vientre, temblante, al compás de cada contracción…

Mis manos arañando, insensibles a tu descontrol…

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La Cuna de Judas sería buena humillación…

La Dama de Hierro coleccionaría tu dolor…

Quizá tu último gemido libere mi tensión…

Pero quiero que vivas, y vistas el anillo de O.

 

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Mis fieros deseos para el alma más maldita

22 de septiembre de 2009

Ladrona




Hay un lugar en el tiempo y el espacio
donde las rosas no tienen aroma.
Ha sido extraviado,
ha sido hurtado.
Todo el mundo reclama el acto
de barbarie
contra la existencia.
El universo se siente culpable.
Lo resiente tanto
que se culpa a sí mismo.
La soberbia se atraganta,
la envidia se autoflagela,
el odio seduce al cáncer,
la compasión se embriaga
al tiempo que la fé
es violada por la Muerte,
por única vez impaciente
ante el llamado de la piedad.
Todas las calamidades
han encontrado su destino,
ahora que la belleza se agota,
ahora que la belleza
también es hurtada,
y por ello
desean morir.

Y todo porque tus ojos
guardan la fragancia de la rosa.

19 de septiembre de 2009

La mala fé respecto de la fé

Piensa, escucha, razona.

Buscando imágenes para ilustrar mi entrada anterior, me topé con este blog-magazine cristiano, llamado RadioCristiandad, específicamente, en un artículo especializado en la cultura gótica (Para ver el artículo, hagan clic aquí). El artículo, publicado por una mujer que se hace llamar María Ángel, trata a modo documental las características de la cultura gótica y sus derivadas.

El motivo de esta entrada es mi franco descontento ante la manera en que María Ángel aborda el tema, y puesto que mi objetivo no es hacer al lector (si lo hay) caer en el tedio, voy a resumir este texto en dos raíces, una dedicada a las observaciones sobre el artículo, y otra con mis puntos de vista.

Voy a buscar al autor y ver la manera de discutir esto, pues aunque no soy gótico (del todo) y el artículo data de hace tres años, me parece una manera muy injusta y ALTANERA de describir una cultura hecha y derecha.

1. Observaciones

  • “…aunque se pueden encontrar especímenes de mucha más edad incluso de 40 años…” Creo que llamar a una persona Espécimen es un claro acercamiento a la falta de respeto y de conciencia.
  • “… no tienen un regla moral que los detenga”. Es cierto, en muchos casos. Pero ¿Y que hay de la ética? Yo no creo que una verdadera persona religiosa entienda de ética, pues su pensamiento se ve regido por uno superior.
  • “La mayoría quiere salirse del orden establecido siguiendo una moda, otros sufren trastornos sicológicos como el trastorno límite de la personalidad, otros son homosexuales.” ¿Es acaso la homosexualidad una enfermedad? La discriminación cristiana puede llegar a ser muy cruel, como pueden ver.
  • “Arte”. Éste es un subtítulo del artículo. Incluye las comillas. Es una pena que no puedan apreciar el arte oscuro y gótico, y por ello tengan que citarla con “comillas”.
  • “… Al ser “libres” moralmente la sexualidad que practican también es poco ortodoxa y ambigua”. Esto es muy personal. Yo no conozco alguna clase de sexualidad ortodoxa y correcta. Supongo que si tengo una parafilia con saliva, soy un hijo del demonio. Imagínate ser cristiano y hacerle a tu mujer sexo oral…
  • “…se ve que saben que van perdidos y sin embargo prosiguen en seguir los impulsos más bajos de la naturaleza…”. La autora lo ha dicho. La naturaleza. Ella pide que seamos abiertos y que experimentemos, que nos abstengamos de aquello que creemos que nos hace mal, incluso si es el pensamiento mismo. No sé si ustedes, pero yo no me atrevo a luchar contra la naturaleza, pues es mi dueña.
  • “Además, siguiendo a su padre, el Diablo, se autodeclaran dioses y proclaman que el espíritu humano no debe dejarse avasallar ni reprimir por la moral ni por convicciones sociales.”. No necesitamos del Diablo para saber que somos poderosos y funcionales, y que nuestro único freno es la Naturaleza misma.
  • “Esta cultura de inframundo puede considerarse no sólo peligrosa para el alma, sino para el cuerpo y la vida misma también.”. Una cultura viene del ser humano, y el inframundo (como la belleza, el dolor, y todo aquello que conocemos) lo único que hacen es darle forma. Porque eso es una cultura: Formas y expresiones de una realidad que nadie puede negar con fundamentos válidos.

2. Mi opinión

  • Comparar (implícitamente) una cultura con una religión es una muestra de altanería e insensatez ante el entorno de la misma comparación. Que no olvide la comunidad cristiana que su religión es, en el fondo, una cultura, y que además no es pura (Pídanle a un egipcio que les compare una cruz de Jesucristo con un Aanjh, para empezar), sino una mezcla de varias culturas anteriores. ¿Se dan cuenta de la cantidad de veces que Cultura aparece en este párrafo?
  • Un verdadero gótico elige este camino por su convicción de desvelar la verdadera luz del mundo. Si la encuentra, o la visualiza, o no lo hace, eso es parte de su entendimiento. La oscuridad es la herramienta más poderosa que tiene el hombre para existir. Sirve de velo para protegerse, sirve de aislamiento para purificarse del exterior, y sirve de anteojos para las formas empalagadas de luces mediocres o falsas.
  • Los delincuentes que se ponen la bandera de góticos, o darks, son gente débil que no ha entendido el verdadero significado de la oscuridad y de lo que conlleva. Y es exactamente lo mismo que un fanático religioso. Ninguna CULTURA queda descartada de esta gente.
  • Yo prefiero la hipocresía relativa a las modas y los grupos sociales en la cultura gótica, a la hipocresía relativa a la fé y los intereses de poder en la cultura cristiana y sus derivadas.
  • “Religión” es una abreviatura para “Descontento de poder”.
  • Falta mucho para que los cristianos entiendan que la voluntad es la madre de la libertad. Referente a esto, cito el sexo, y cito al BDSM. Si quiero torturar a mi pareja, y ella también lo quiere, y no pienso matarla, y pienso detenerme cuando me lo pida, ¡que carajo, la voy a torturar!
  • Tengo amigos cristianos. Ellos eligieron su camino por su propia convicción y no por imposición. Ellos saben que yo alabo eso y nos respetamos mutuamente.
  • Finalmente, un consejo personal. Si tienes fortaleza en tu fé, demuéstralo. Lee dos libros de Nietzsche, o de sus sucesores. Si tambaleas, es que en algún momento de tu vida caerás.

Si llegaste hasta aquí, te doy las gracias por perder tu tiempo de lectura en esta responsiva.

Tridente de plata



Quisiera tu brillo, Tridente de plata,
para iluminar el rostro del herido,
para guiarle a la luz de la vida,
que la busque, e impaciente la anhele,
y arrebatársela, y terminar su suplicio.

Quisiera tu filo, Tridente de plata,
para poder rasgar los sueños inocentes
de aquel que ama, que teme y que siente,
para desvelar, de la sangre, su fuente,
y degustarla en tu boca, que de sed padece.

Quisera tu alma, Tridente de plata,
para entrañarme en tus victorias logradas,
para sentir el placer de tu sadismo,
para poder ver lo que a tus cínicos ojos
los hace dilatarse de regocijo.

 
Quisiera tu belleza, Tridente de plata,
para ser un preciado ícono de culto,
para asesinar con tu sonrisa inocente,
sentir el odio nacido del desconcierto,
y embelesar con placer el aliento último.

Quiero que seas mío, Tridente de plata,
que la santa Luna me conceda tu gracia,
cual amuleto del buen augurio,
para violarte con mi propia sangre,
para mancharte con mi amor indeleble,
para sentir tu ira desgarrando mi espíritu,
al tiempo que tus feroces dientes
perforan mi vientre y alivian mi líbido....




Para el alma maldita más encantadora que conozco.

13 de septiembre de 2009

Premoniciones

Blood Rose by TSVN

Kasandra tenía cierto encanto cuando hacía cosas por su propia voluntad. Después de todo, su mirada tenía un cierto sabor dulzón que se acentuaba con la amargura y la embriaguez de ciertas circunstancias, como cuando Abel la dominaba. Él lo sabía, y no tenía reparo en someterla, en provocar en ella acciones que siempre antecedían a un terrible arrepentimiento y una brutal desesperación, casi suicida, por parte de ella.

Abel presentía un terrible final para su vida. Estaba preocupado. El ser más insensible y desgraciado del mundo estaba preocupado. ¿Qué era capaz de cortarle el sueño en pleno apogeo? El mundo corría a su antojo, podrido y desdeñoso como siempre, y siempre que se le antojaba podía controlar la mente de las personas ya no hipnóticamente, sino con leer su mente y jugar con sus argumentos verbalmente, como lo hace un dialéctico cualquiera. Sin embargo, estaba preocupado.

Finalmente, decidió que era su final. Estaba deprimido, y tenía que preparar todo para su partida, antes que fuera demasiado tarde.

Kasandra no era virgen, pero tenía la particularidad de que cada vez que tenía sexo era para ella como la primera. Esa “fidelidad a las circunstancias” era bien conocida por Abel, quien admitía no querer usar sus poderes para dominarla. No se sentía digno para hacerlo, e incluso ahora que lo iba a hacer, no se sentía con el derecho. Por otro lado, su sadismo mental era uno de sus sellos en la vida de las personas que lo rodeaban. Así que después de llorar un rato y despejar su mente lo suficiente, abandonó el café que estaba bebiendo, casi frío, y al tiempo que se levantaba de la mesita que había dispuesto en la sala exclusivamente para ello, la guardó con el resto de las cosas, en un cuarto bajo llave, y se llevó consigo el vaso de café para tirarlo en la basura de camino al parque Metropolitano. Cuando cerró con llave su departamento, una sombra que jamás volvería se dejaba de proyectar sobre unas paredes vacías, donde sólo quedaban las marcas de viejos cuadros que nunca más volverían a ser colgados en exhibición.

El mentalista, a través de la Luna creciente de medianoche, llamó con el don de la voz penetrante a Kasandra, y la citó al parque. Ella, que estaba durmiendo, abandonó de inmediato su empresa, se puso un camisón, apenas encima de unas bragas oscuras, y emprendió un silencioso camino en su coche hacia el destino solicitado. Mientras tanto, el mentalista ahuyentaba a los malandrines y las pandillas de ladones que estaban por ahí esperando como arañas una víctima nueva.

Hasta que el camino a una de las palapas más grandes y vistosas quedó totalmente despejado, ordenó a la víctima a hacer acto de presencia. Ella llegó a la mesa de piedra, y se sentó apresurada, como protegiéndose de la sigilosa mirada de la Luna creciente de medianoche. Sus apenas visibles vellos dorados de los brazos estaban alterados por el franco viento frío del lugar.

Y apareció Abel, mostrando su rostro melancólico por penúltima vez en su vida. Cambió su temperamento en un instante y se acercó por detrás de ella. De aquí en adelante, todas las acciones de ambos se realizarían lentamente, como si el transcurso de ese encuentro tuviera que finalizar coincidente con el ascenso del Sol de la pesadumbre incierta.

Se acercó él, dirigiendo su boca directamente a la parte trasera de su cuello, y mientras le retiraba el camisón, con la misma frialdad y suavidad que el viento ejecutaba, le susurraba al oído:

- Esta será la última vez que cedas ante mi voluntad, mi amor. Si has de llorar por no poder luchar contra ello, entonces es mi deber de honor hacer que valga la pena.

Ella, en absoluta aunque indolora sumisión, sólo podía guardar silencio. Se esforzaba en gritar, en suplicar. Pero sencillamente no podía.

- Puede que te parezca una violación… pero haré que valga la pena.

Repasó su cuello, y le dio vuelta para mirarla a los ojos. Ella, absorta, ahora podía gemir en voz baja por órdenes del violador.

Una violencia mental tan silenciosa… tan tierna, dadas las circunstancias, que Kasandra acabó sucumbiendo. Su voz, esta vez por voluntad, exigían la liberación inmediata. Pero su cuerpo dominaba su alma. Y su cuerpo exigía placer en dosis torrenciales. Abel repasaba ahora el resto de su piel, meticulosamente, como preparándose para una dura prueba, y luego que terminó, se reincorporó, la miró a los ojos, tomó sus brazos para que rodearan su cuello, y le retiró las fuerzas en las piernas al tiempo que la penetraba, por supuesto, lentamente.

Ella echó hacia atrás su cuerpo, de manera que él se viera obligado a recargar su cuerpo en la mesa de la palapa, mientras empezaba a cabalgarla. Ella gemía con sus escasas fuerzas. Gemía como si su vida dependiera de su esfuerzo. Él se limitaba a contener la respiración, a prolongar el momento tanto como fuera posible, a extraer cada bocanada de aliento que pudiera de su amada víctima.

La levantó de nuevo, y le dio media vuelta, para jugar con su espalda mientras la volvía a penetrar. Sentía su preciado calor en todo su cuerpo, sentía su estremecido sudor en sus labios, sentía cómo palpitaban los Espíritus del ocaso en sus delicados hombros, e incluso podía sentir cada vez que el placer la obligaba a cerrar los párpados y apretar la mandíbula. Aún dentro, él intentó besar cada vértebra que pudo, mientras le hacía un masaje con ambas manos, una acariciando su vientre, sus pechos, sus caderas y sus nalgas, y la otra reteniendo su cuello y quijada cerca de su rostro, para besarle y obligarle a pegarse más.

Abel bajó la guardia, y había pasado ya un rato, quizá un par de horas, desde que dejó de someter a Kasandra, no se había dado cuenta pues ya no era necesario. Al final de la noche, cada contracción, cada beso, cada caricia, cada arañazo, cada mordida y cada gota de saliva en ambos había surgido de la voluntad.

Al caer el Sol de la pesadumbre incierta, estaba fatigada, así que él la subió al coche de ella, la llevó a su casa, la dejó en su cama y la observó mientras apreciaba los aromas que aún desprendía, una vez más.

Y permaneció ahí Abel, mostrando su rostro melancólico por última vez en su vida. Se dio un baño rápido, quizá para mezclar sus lágrimas con el agua de la regadera y así ocultar su llanto de los espíritus. Limpió todo meticulosamente, regresó al cuarto de la ahora dormida víctima, la besó en la mejilla y salió a toda prisa, de nueva cuenta al parque, esta vez para recoger su propio auto y emprender un viaje hacia ninguna parte.

 

Exactamente cuarenta y ocho horas después, un periódico sensacionalista a la puerta de Kasandra muestra en primera plana una terrible balacera a un auto con un conductor sin identificar, sin más pistas que las huellas de llantas en el asfalto de la carretera, señal segura de una persecución.

9 de septiembre de 2009

Profundidad de penetración



Una suave vestimenta natural
cargada de sensores, cargada de calor, 
cargada de sensaciones existentes oníricamente.
Plagada y profanada de exclamaciones, de estremecimientos,
de una fuente renovable de sonrisas malditas,
de sueños que quedan por gastar.
De ideas que aún quisiera intentar perturbar.
La ceguera es despreciable.
El hambre... perfectamente saciable,
en tanto que de tí dependa.

My serial killer

Collect the blood
Drain out the bodies
Rape their whole minds
And burn the wallets
Slice them slowly
One body at a time
Drop out the fat
Fertilize the grass
Make some fetish jewelery
With their bones and hair
Hide them in a safe place
Just not to forget
Dress a bunch of manequees
With their smellful clothes
It´s growing up your lustness
Yet the pain is worse
You, Serial Killer
My fantasy!
En la foto, Aileen Wuornos, la asesina prostituta

5 de septiembre de 2009

Sobre el no-pecado

Este es un diálogo (comprimido y adaptado para la gracia literaria, si me queda tal) extraído de una discusión que tuve con un amigo cristiano al que muy a pesar de nuestras divergencias, yo aprecio mucho.




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  • - ¿Porque deseas seguir con vida, entonces?
  • - Porque tengo un Rey, es Dios, y el me enseña mi camino.
  • - ¿Pero no se supone que Dios te hizo libre, y puedes seguir su camino?
  • - Pero el quiere que siga su camino, para ir al cielo y estar con él.
  • - Entonces me dices que si decido no seguir su camino, reposar en sus brazos y beber de su vino en el cielo, aunque obre bien, tendré que elegir entre el cielo o el infierno? Eso es una mierda.
  • - Pues yo elegí seguir su camino y hacer lo contrario al resto del mundo, buscando no pecar.
  • - Pero no podrás, por una simple y sencilla razón. Eres un HUMANO. Estás hecho para cazar, para matar, para mentir, robar y violar. Es tu naturaleza. No la puedes cambiar.
  • - Lo lograré, porque estoy en el Camino.
  • - Piensa un poco, y contesta. ¿Si quisieras dejar de pecar, no tendrías que aspirar a ser perfecto? Eso es aspirar a ser Dios, por tanto, querer ser un no-pecador es querer ser un dios, y por tanto, caer en el pecado de la egolatría.
  • -  Pues al menos lo intentaré, porque quiero ser diferente a los demás, no quiero ceder al Infierno.
  • - ¿Entonces será una lucha en vano, no crees?
  • - Yo se que no, porque Dios me habla y me guía por su camino.
  • - ¿Y que camino es ese? ¿Uno de reglas, que tienes que seguir para ganarte tu lugar en su reino? ¿Y de donde salen tantas reglas? ¿Quien las creo?
  • - De la Biblia. Si te fijas, las iglesias ya no siguen sus reglas, no pueden sustentarse a sí mismas. Por eso yo no sigo una iglesia, me voy con las Sagradas Escrituras.
  • - ¿Y, por ejemplo, quien te puede garantizar que la traducción que tienes en tu casa no es una malversación del contenido original, por no decir del mismo traductor?
  • - Dios.
  • - ¿Y como lo hace?
  • - Dios me habla, y me da el Don.
  • - ¿De que don hablas?
  • - Si supieras por lo que he pasado... yo he vivido eventos con mi mente humana, que jamás entendería, sin embargo la Biblia ya habla de ellos.
  • - ¿Puedes, si quisieras, contarme que clase de eventos?
  • - Puedo ver a una persona y saber todo lo que ha hecho. La biblia lo llama disernimiento de espíritu. Es un don que Dios da para que los hombres vean que él está ahí, y también ver que espiritu los domina.
  • - Eso se llama sentido común, y lo tienen todos los hombres que lo piensan. Tu lo tienes porque piensas.
  • - Yo eso decía, pero cuando miras una persona y sabes qué está pensando en ese momento, de qué está enfermo, y hasta de qué hizo a las 7, tu manera de pensar cambia.
  • - Te digo más, eso se llama Sentido común mas Lectura del lenguaje corporal. Aunque, en efecto, cambia tu manera de ver al mundo.
  • - Tal vez le quieras encontrar lógica, pero cuando llegue un desconocido a tu vida y te la cuente toda, es porque Dios te quiere demostrar que no es un mito.
  • - Ese día yo estaré lo suficientemente triste como para que pueda ser leído por cualquiera a través de mi rostro. Ya lo han hecho, han visto dentro de mi alma, y yo también lo he hecho. No se necesita ser un iluminado o concedido para lograrlo. No es mágico, es tan solo psicología aplicada.
  • - ¿Y si te dijera que hiciste el 9 de mayo del 2003?
  • - Eso quiero verlo.
  • - Jamás. Eso no pasará si no sabes apreciar lo más sencillo. Será en el momento perfecto, por ahora no.
  • - Por supuesto, a los escépticos y a los ilustrados no se les revelan las mentiras, y menos en lucidez.
  • - Ya para terminar, por ahora, te digo que Dios me dijo que si lucho con todas mis fuerzas, él me perdonará el pecado, lo olvidará, y hasta olvidará que lo olvidó. Por eso quiero ser diferente, porque ya tengo mi entrada al Cielo asegurada. Y eso no me lo regalaron, sino que me lo gané. Por eso no quiero morir, para saber qué va a ser de mí.
  • - Me retiro, Caballero, buenas lunas. En verdad me divertí mucho. Me encanta la dialéctica. Y acuerdate que es del hombre equivocarse, así como ceder al placer. 
  • - Haha... de acuerdo. 

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Siéntanse libres de mentarme la madre por ateo irreverente y burlón.

31 de agosto de 2009

Poema a mi víctima (traducido)



Se trata de la traducción de mi entrada anterior, ya que a veces me la piden. Mi entrada anterior es para una canción, así que pido disculpas si con la traducción pierde su sentido, o si carece de alguno, aún en inglés. 


Gracias por perder su tiempo por aquí.

Imagina mis cuchillos rebanando tu parte del cuerpo más dulce...
Imagina mi lengua dejando su pecaminoso rastro de deseo...
Imagina tu mundo, derrumbado, por los furiosos placeres que te ofrezco...
y la oscuridad en la que cederás, surgida de tu propia sangre seca...

Satán me ha asignado para mostrarte el verdadero rostro de la locura...
nadie te salvará, a menos que permitas profanar tu virginidad...
Voy a penetrarte, voy a saciar
los sentimientos podridos que no puedo rechazar...
Haré que desees el placer de la muerte.

Soy tu carnicero sagrado, el ministro que corrompe tu templo...
Soy el bastardo que se acomoda a tus peores expectativas...
Sacrificaré tu alma.
Drenaré toda tu oscura sangre....
Haré que desees el placer de la muerte.


¡Confía en la verdad del escéptico,
pues te hará libre!
¡El Liberado está despertando,
sé parte de la profecía!
¡Busca, busca el terrible daño,
huele los cuerpos ardiendo!
Toma lugar en mi mesa
y saborea el sabor... de la culpa...

Poem to my victim

Imagine mi knives slicing the sweetest piece of you
Imagine my tongue leaving its sinful trace of desire
Imagine your world blown off by the furious pleasures I give you,
and the darkness you will lay on, made of your own dry blood

Satan assigned me to bring you the real face of insanity
Noone will save you unless you get prophanated your virginity
I will screw you, I will saciate
the putrid feelings I can`t regret
I will make you wish the pleasure of death

I'm your holy butcher, the priest that corrupts your temple
I'm the bastard that fulfills your worst expectatives
I will sacrifice your soul
I will drain out your dark blood
I will make you wish the pleasure of death...



Trust the truth of the faithless,
it will set you free
The Unleashed is awaking,
be part of the prophecy
Look'round, look for the injury,
smell the burning bodies,
take a seat in my table,
and taste the flesh of guiltness!

16 de agosto de 2009

Sobre el Cuero



Estaba la Señora azotando a su esclavo con una fusta tan larga como su brazo y tan fuerte como su temperamento, cuando éste le preguntó, de la manera más respetuosa:

- ¿Mi querida Señora, usted sabe porqué el cuero preferido por nosotros es negro?

La Señora no sabía la respuesta, y dado su temperamento azotó al hombre tan fuerte que al cabo de unos segundos un chorrito de sangre de su espalda fue a dar a sus botas.

La sangre se deslizaba despacio, muy paciente, y tardó un poco en secarse. El reflejo de la débil luz de la vela del recinto y el tinte oscuro del precioso fluído hipnotizaron a la Señora, quien de inmediato se quitó la bota, se puso enfrente del esclavo y mientras éste le besaba los pies, ella lamía con una exquisita delicadeza la casi seca sangre de la bota.

Su mente se iluminó, así que se dirigió de nuevo a la espalda del esclavo, sorbió un poco de la sangre que quedaba y se dirigió a su rostro, el cual aún miraba con inocencia esperando la respuesta.

- Porque, además de enmascarar las cosas bellas que no deben ser gastadas con la vista, combina perfecto con el rojo.

Dicho esto, le dió un mordisco en el labio y empezaron a jugar ambos con la nueva fuente sanguínea.

9 de agosto de 2009

Poema recitado de abajo hacia arriba

Pies firmes que inspiran temor a los suelos,
pues deben sostenerte con cautela y respeto...

Piernas torneadas, la obra de arte perfecta
que jamás podrán igualar las manos más tiernas...

Un vestido suave ilustra unos glúteos densos
que esparcen por mi cuerpo deseos perversos...

Unas manos finas, llenas de experiencia,
pues es de puño firme pero caricia tersa...

Un ligero vientre de figura perfecta
con la suave fragancia de la naturaleza...

Unos senos medianos, tan sólo el tamaño justo
para hacer espléndido juego con el resto del conjunto...

Su cuello sublime, el aroma perfecto,
el llamado sutil de la impureza del deseo...

Su bella boca soplando insultos al firmamento,
pues su elegante voz es una invitación al mismo infierno...

Sus pómulos, tan suaves, rubor incluído,
resaltan la sonrisa a la que siempre he temido...

Una nariz fina, el adorno necesario,
coqueto, distintivo, propio de un rostro lozano...

Sus orejas, símbolo erótico, con el corte preciso,
un mordisco y una frase que eleve al máximo su líbido...

Unos ojos que reflejan sólo lo que quieres ver,
pues sus verdaderas intenciones no las revela una mujer...

Una frente que revela una sutil distorsión,
pues el paso del tiempo acrecenta su esplendor...

Y unos cabellos que cobijan algo interesante,
deliciosos movimientos que me tienen...
hilarante...




(Porque lo admito, me encantan las mujeres grandes)