27 de septiembre de 2012

Fucking blue


Una luna me separa de tí esta noche.
Una luna me conforta, y me da escalofríos.
¿Como puedo sentirme tan culpable de querer tocarte
con tanto anhelo, con tanta necesidad?
Y la necesidad, absurda, romántica e incómoda
que duele si no es saciada...
Una luna me separa menos de tres segundos de tu reflejo
en sus mares ocultos bajo la erosión del tiempo.
Una luna me llena de luz fría,
luz que sólo los fantasmas pueden lograr.
Eres un fantasma acariciando mi mejilla,
quizá por desidia, quizá por coincidencia.
Condeno las matemáticas que me aferran a tí,
al destino que se ha empeñado en cruzarte en mi camino.
Pues esta noche, que mi alma se siente herida sin razón,
te necesito tanto...

21 de septiembre de 2012

Describo tu silencio



Pareciera que hace eones había muerto
mis inmensos deseos de ver
lo que tus ojos callan.
Whiskey de malta sencilla es tu ser,
que mejora con los años. Sabe a historia,
sabe a gloria,
sabe a todo aquello que aspira el hombre
cuando su jornada ha sido dura.
Sabe a la sombra de la última conífera
tras huir del sol maldito en este fúnebre bosque de ardor.
Huele al hechizo que el alma en la cueva
ha forjado para converger el destino del amor
con el deseo, con la esperanza, con la amargura,
con el desahogo al cual estamos destinados.
Huele a bugambilia, esperando las galas nocturnas
a abrir su delicioso aroma hacia los multiversos.
Huele a estupefacientes de colores, a música tersa a la piel,
al anhelo de esta alma corrupta
que intenta corregir su camino
devolviendo su suerte al río vitalicio.
Se siente como el primer contacto de la piel con la piel en la mañana,
como el último fulgor de luz antes de entregarse a Oneiros.
Se siente como un alfa y un omega aletargados en una cinta de Möbius.
Bucle que, aunque finito, no lo parece ante los mortales.
Y si yo, mortal, puedo ver tanta magia
por medio de los absurdos sentidos,
apenas puedo imaginar la inmensidad de los tesoros,
el infierno correctamente inflingido,
la calidez en mi pecho y las frígidas manos,
el potencial eléctrico que desata tu caos bajo el firmamento,
y quizá un poco la infame ternura
que esos ojos callan...