20 de agosto de 2012

Condicióname tu ser


Una noche fría y quieta de Agosto
un escalofrío se alojó en mi espina.
No está quieto. Se mueve arriba y abajo.
Despierta mis miedos, y me hace temblar.
Es curioso, no habría pensado a priori
que tu rostro aparece entre mis primeros temores. 
Porque el querer a alguien no debería hacer aferrarse a las personas.
Me aferro a tu calidez, aquella que me brindas,
me aferro a lo poco que me queda por dar,
esperando que quizá te sirva,
a que lo tomes como ofrenda
antes de tirar mi cuerpo al río,
y dejarme llevar por la eternidad.
En tus brazos el frío huye,
sangre incendiada, palabra hechicera,
en tus brazos quiero forjar
el grillete de mis pesadillas.
Atormenta mi espíritu, pide reverencia,
condicióname tu amor una vez más...
pídeme las almas de mil inocentes,
que sin dudar un instante las cazaré.
Gotas ínfimas de calidez menguante,
las beberé de tus labios y tus ojos,
pues esta noche, y muchas más,
serán el alimento que mi ser exija.
Condicióname tu ser, mi preciosa amada,
justifica esta noche mis temores,
pues aún ahora tu fuego debo conquistar,
y si no lo consigo, que nadie me perdone.