11 de diciembre de 2013

Penitencia voluntaria


Somos presos. Somos presos y quizá lo merecemos.
No en vano escribo este poema siendo tú y yo los protagonistas.
¿No lo ves, que en tí divago, que te pienso en exceso?
Que alguien, algún día, se dedicará a buscar culpables,
y de ninguna manera podré ser el único responsable,
que tu aroma de estrellas está aquí, y en todas partes.

Somos presos, y es muy tonto que ya no quieras que juguemos.
Siento tu fuerza en el cuello, pues tus labios no son todo ternura.
Trato torpemente de escribirte esto con estructura,
pero el sólo recordar el fino filo de tus ojos
penetrando los recovecos que yo mismo desconozco,
me recuerda que no hay ritmo que pueda contener tu verso,
que mis latidos son prosa al tenerte aquí, en mi pecho.

Somos presos del amor que pulula en los cuentos,
de caricias, feromonas, de canciones susurradas,
de nuestras almas amalgamadas, de la mas tierna mirada,
de morir entrelazados y de vivir en la nostalgia
cada vez que el mundo conspira y nos mantiene a la distancia.
pero si hay algo magnífico de esta penitencia voluntaria
es que aún somos presos de desear sentir al sol en nuestras caras...



25 de noviembre de 2013

Salud


Brindemos, la Luna, tu y yo.
Por el éxtasis de este whiskey.
Por las mangas de nuestros abrigos que cubren más que nuestras muñecas.
Por la noche exquisita.
Por el fulgor de tus ojos, que deslumbran los míos.

Brindemos, nosotros y el firmamento,
que nos ha permitido estar juntos hoy.
Por el delicioso calor tuyo en mi pecho.
Porque escuchas latir mi corazón.
Porque puedo respirarte y empalagarme
de dulzura maquiavélica, impetuosa y mordaz.

Brindemos, pues mi vida se extinguirá pronto.
No preguntes, es obvio, tu hambre es la culpable.
Brindemos por tu saliva recorriendo mi garganta,
por los besos que te robo, por tu mirada punzante,
tan punzante que es bello sentir su yugo en el alma.
Brindemos por la entrega, yo la otorgo y tu devoras.
Por este mal trueque, este juego de poderes,
donde yo tomo tu piel, tu aroma y tu encanto
y tu tomas mi energía, mi corazón y mi aliento,
hasta el último de ellos, hasta el vacío por completo.

Brindemos, porque de mí mismo ya no soy dueño.
Incluso aunque me negara, ahora te pertenezco.
Brindemos por el amor, insensato y egoísta,
que a pesar de todo, en nuestros vacilantes rostros,
tiene dibujada una implacable, implacable sonrisa...

21 de noviembre de 2013

Amor Muerto (Elizabeth Siddal)


pomea 

Nunca llores por un Amor muerto, 
Ya que rara vez el Amor es verdadero. 
Él cambia sus ropas del rojo al azul, 
Y del más brillante azul al rojo, 
El Amor ha nacido a una muerte temprana, 
Y su realidad es apenas un despojo. 

Entonces no ancles tu sonrisa 
En su pálido rostro descarnado, 
Para exhalar el más profundo de los suspiros. 
Las palabras justas en labios sinceros 
Pasarán, y sin dudas morirán; 
Y tu estarás solo, mi querido, 
Cuando se desaten los vientos invernales. 

Nunca lamentes aquello que no puede ser, 
Pues este Dios no regala dones. 
Si este pobre sueño de amor fuese nuestro, 
Entonces, querido, estaríamos en el Cielo, 
Pero aquí sólo hay campos muertos, 
Donde el verdadero amor jamás es cierto. 


Lo ví aquí.


12 de noviembre de 2013

Light my fire



Cuando las caricias dejaron de ser un simple juego
y se convirtieron en un lenguaje,
cuando mi sangre, magnetizada, desplegaba mis dedos
en un afán impetuoso de tocarte,
la cálida luz que anuncia el día tan sólo expiraba...
el ocaso me convirtió en tu predador.
Explotaré tu pecho al habitar en él,
llenándolo, invadiéndolo todo, como veneno,
arderán tus venas al estar tan cerca,
transpirarás te quieros en una larga tormenta.
Evaporarte, menester combustible,
evaporarte, pues soy fuego sin sueño.
Y tú, tan irresistiblemente viva,
no me extrañaría si en tu encanto me vuelvo eterno.
Tu cuerpo, siéntelo, ya es una humareda,
el ingrediente infaltable de este ritual blasfemo.
Es el amor, amor, tan controvertido,
que ejercerlo es delito, y el no hacerlo, un martirio.

29 de septiembre de 2013

Sobre los inmortales y sus deseos mortales

Me siento criminal, y te siento mi cómplice.

Mira, cómo nuestras pieles vibran al rozarse.

Las leyes y las normas se escribieron para nosotros, Madam.

Las leyes y las normas, apareciendo por generación espontánea,

sin ningún argumento válido, sin ninguna palabra coherente,

dispuestas en absoluto para que las rompamos.

Ven a mi lado y delinque con una sonrisa en la boca,

pues se que guardas muchas bajo ese rostro somnoliento.


Te siento instrumento de viento, y yo el percusionista.

Cada centímetro tuyo es un armónico distinto.

Es todo un arte saber combinar cada nota, en tu rostro, en tu espalda,

en las comisuras de las rodillas y en tus gratas mejillas.

Mis dedos están hechos para crear deliciosos temblores

que sólo tienen gracia al ejecutar tus sonidos.

No te resistas al designio del perfecto multiverso,

que también hay magia y belleza detrás de mis deseos.



Me siento señor del tiempo, y tú mi tesoro imposible.

¿Qué puede importarle lo eterno sobre aquello que no lo es,

a un ser ante el cual lo eterno es lo cotidiano?

En cambio eres frágil, eres tan hermosamente frágil,

que al paso de unos cuantos eones no te podré volver a ver...

Eres tú, aquí y ahora, lo que quiero hacer prevalecer.

Vuélvete eterna en mis brazos, te compartiré de mi inmortalidad.

Bebe fuerte, bebe hasta que la sed no exista más.

14 de septiembre de 2013

Quiero


Fundirme en tu piel como chocolate al microondas,
ser chocolate oscuro y pasearme en tu boca.
Bébeme de a poco, que tus venas sientan el calor,
que tu cuerpo no resienta de un golpe mi descordura.

Volverme loco cuando tus ojos miren los míos,
sea la locura tu pretexto, y también mi antídoto al olvido.
Que me siento cuerdo e invencible teniéndote cerca,
aunque lo notes, que necesitarás atarme una cuerda.

Adherir molecularmente tu mejilla a la mía,
pues no deseo jamás parar de decirte cosas lindas,
te escucho respirar y mi deseo, inevitable, se amotina.
Tu cabello quizá te estorba, a mí me cobija.

Arañarte la espalda, y que me hagas pagar,
pues hasta la más filosa de tus uñas tiene ternura...
Sentir cada instante de tu carne sobre mi carne,
pues has de saber que tu calor tiene un lenguaje,
y sus historias dejan en ridículo a las musas.

25 de agosto de 2013

Colmena


Miremos hacia abajo.
No hay luz mas que la de las estrellas. La luna, cobarde, ha desaparecido. El acto de magia que acontece justo ahora le atemoriza.

La marea tiene hambre. Hambre de humanos. No es que tenga ganas de alimentarla, de hecho no sabría si siquiera le gustara mi sabor. El tuyo sí, y a tu lado disimulo. No, espera, aún no abras los brazos. Sigue aquí, no sueltes mi mano. Intenta mirar lo que miro. Exacto, aquella estrella, la menos brillante de aquel grupo de seis. ¿Quieres saber cómo sé que es la más grande, a pesar de que brilla menos?

Porque ya he estado ahi.

Respira más profundo. Tu cerebro tiene que estar bien oxigenado. Hace un poco de frío, pero es pasajero. El viento nos empuja hacia atrás, quiere que retrocedamos. Pero en  cuanto entremos en el trance, verás cómo cambia de opinión. Cierra los ojos...

Una...

Dos...

Salta, tres!

...

El viento en el rostro es delicioso. Me gustaría ser el viento para acariciarte, quizá así de freneticamente, penetrar cada recoveco de tu alma.

Pero el viento se ha detenido.

La gravedad ha perdido su efecto. ¿Cual es la velocidad de un cuerpo en caida libre con gravedad cero?

La del punto de partida. Por eso estamos flotando.

Por eso te he traído hasta aquí, hasta este acantilado. Porque no estás realmente viva en este mundo, que es el mío. Tampoco muerta. De hecho, este es un tercer estado, el cual tiene muchos nombres pero no me he atrevido a darle uno. Aquí el tiempo es prisionero de un agujero negro. El tiempo y el espacio también, y estan tan comprimidos uno sobre el otro que juraría que dando cuatro pasos hacia la estrella, llegaremos a ella. Izquierda. Derecha. No me sueltes, debes controlar con precisión este paso. Izquierda, y el último. Derecha. No te asustes, sé que no respiras. De hecho puedes respirar tan rápido que cambiarías la órbita de la Tierra exhalando. Puedes estar aquí y allá a la vez, pero no es tu cuerpo el que se mueve, recuerdalo. Visualiza la estrella. Hemos recorrido como quinientos cincuenta años luz en cuatro pasos. Pero este Sol no puede quemarte ni a esta distancia. La razón es simple: Aunque el tiempo puede ser eterno aquí, también puede estar congelado eternamente. Si expones tu piel al fuego cero segundos, apenas si tomará color tu dedo al tocarlo.

Ha, ya te diste cuenta, ¿verdad? Puedes coexistir. Coexistir sin dejar de ser tú. Coexistir y dejar de ser absolutamente tú. Te invito a fundirte con esta estrella. Sí, agáchate, como si la fueras a recoger. Introdúcete en ella. No es difícil. Es raro, de hecho, sentir cómo un pedazo de estrella caliente, tus orejas, tus pies y tus rodillas toman el mismo lugar. No te espantes, es normal y te diré cómo salgas de ahí. Bien, ahora eres una enorme estrella.

Ahora esparce tus ojos. Sí, con el fuego. Ahora puedes ver hacia todos lados. Sentir todas las fuerzas, todos los planetas, la gravedad de tu ser y la de los serres que en torno a tí habitan. Hace tiempo vine a comprobar que había dos planetas parecidos a la Tierra. Con vida y demás parafernalia, quizá vida inteligente. ¿Interesante, no? Sentir tantas mentes que, al igual que las nuestras, buscan un sentido para sus existencias. Éste es un lenguaje universal, aunque se comuniquen de formas tan diversas y distintas a las nuestras. Sus deseos de conquistar la eternidad tan sólo para tener más tiempo de conocerse a sí mismos y a todo lo demás. No pienso alterar eso en tí, ni en mí ni en nadie. Creo que estar en esta posición privilegiada no debería romper con los mandatos de la naturaleza... claro, con ciertas excepciones. Siente al resto de las estrellas circundantes. Verdad que son más débiles que tú? Eso es porque ahora eres la estrella más grande, y por consiguiente, la más fuerte.

Te traeré después si gustas, a mostrarte más cosas que he descubierto, o si lo prefieres, te mostraré el arte de detener el tiempo y unificar el espacio, para que puedas hacerlo en soledad. Recuerda que esto requiere bastante habilidad, pues puede que quieras ser inmortal y lo único que consigas sea vivir tanto como la mitad de un suspiro, la mitad de un parpadeo.

Bien, creo que es tiempo de volver. Ya hemos pasado trescientos mil millones de años aqui, a juzgar por la cantidad de estrellas que han muerto en el centro del universo. Es una manera triste de medir el tiempo, pero efectiva. Si te ha gustado la experiencia, regresemos a donde pertenecemos, tomemos una cerveza y volveremos al instante. Sal de la estrella, dame la mano, te ayudaré. Bien. Ahora súbete a mi espalda. Sentirás vértigo, pues daré media vuelta para retomar el camino a casa. Aqui vamos. Uno. Dos. Tresssssss y cuatro. Mira, la marea en el acantilado. Hemos calculado perfecto.

Aquí viene la parte más importante: como hemos viajado a una velocidad espeluznante, en la perspectiva de nuestra realidad, vamos a hacer una gigantesca ola sobre la marea, y caeremos como un metro hasta llegar al fondo. He elegido el acantilado por no ser muy profundo, y podremos sortear las rocas justo antes que el agua que desplazamos regrese a su lugar. Nadaremos sólo un poco y luego escalamos de nuevo para volver al pueblo.

...

Debo confesarte algo.

Te he pedido que te fusionaras con la estrella por una razón muy particular.

Eres, sin duda, la persona más valiosa con la que mi mortalidad se haya encontrado jamás. Y aunque no soy bueno con las palabras y quiza ni con las acciones, debía demostrartelo de la única manera que nunca, nunca perecerá. Si deseas deshacer lo que he hecho, sólo bastará que lo pidas. Después de todo, soy un andante sobre las líneas del tiempo, y puedo prevenir a mi yo anterior de que lo haga, aunque eso implique consecuencias de las que no vale la pena hablar.

La razón por la cual te he pedido esto es porque, como es natural a la mayoría de los seres humanos, deseo que aquello que amo no muera jamás. Sé, de buena fuente, sin embargo, que la inmortalidad es imposible. Así que hace unos instantes, o dentro de trescientos veinte mil años, depende de la perspectiva, te he concedido el don de la longevidad. Una longevidad, además, no etérea, sino ubicua.

Jamás estarás en soledad, pues tu visión del tiempo y del espacio tiene límites que dudo que descubras. Y jamás estarás en extravío, pues todos, sobre todo las almas melancólicas, e incluyéndome, podremos verte en el firmamento.

Tan sólo con saber hacia dónde observar.

Y tu hermoso rostro, entonces, mirará de vuelta, con esa mirada tan decidida, pero tan intrigante, de la cual me enamoré.

Y aunque algo malo te pase en vida, la atemporalidad de tu delicioso ser seguirá alimentándome, como el efecto mariposa, de formas insospechadas y aún incomprensibles para mí.


http://science.time.com/2012/09/21/starry-nights-were-never-like-this/

27 de julio de 2013

Dos contra las estrellas


Dime a cuántos hombres conoces que hablen del temor con una sonrisa en la boca.
Entre mares inmensos y peligrosos te he encontrado. Compartimos gustos por las mareas que parecen quebrar el alma y arrancar nuestros navíos de sus esqueletos. Compartimos la misma sensación de delicia al sentarse frente al fuego y cantarle a las estrellas canciones, canciones que les harán saber que existimos millones de años luz luego de que expiremos tranquilamente.
Dime a cuántos hombres conoces que hablen del temor con una sonrisa en la boca. Porque te tengo tanto miedo. No porque seas peligrosa, aunque lo eres. No porque seas sádica, aunque lo eres. Te temo, más bien, porque eres un tanto como yo. Porque escondemos pasión, de esa pasión inteligente que puede construir y destruir sueños y partes de la piel a discreción. Porque mi ser completo se hace pedazos al tenerte cerca, pero no porque se desmorone, sino porque se convierte en flechas, agudas, fulgurantes, sigilosas y autocontroladas, que tienen un sólo propósito: Envolverte entera. Soy, ergo, susceptible a desaparecerme en tí, a fundirme con tu mirada dulce y la caricia bien dibujada de las yemas de tus dedos.
Dime a cuantos hombres conoces que hablen del temor con una sonrisa en la boca. Desde que me he dedicado a navegar contigo, todos los días son noches, todas las noches tienen el aroma tuyo. Todas las noches asoman las estrellas a mirarnos, atentas. Miro hacia arriba y podría jurar que son ellas las que me quieren al lado tuyo. Es la voluntad de dos contra la de millones de estrellas. La mayoría tiende a ganar. Y aunque tengo voluntad, me niego rotundamente a usarla en contra de esto. Y eso es algo propio de temerse.
Dime a cuantos hombres conoces que hablen del temor con una sonrisa en la boca. Que cuando no es mi boca son mis sueños, mis fantasías, la líbido y la razón las que sonríen en favor tuyo. Que mi alma entera sonríe cuando mis ojos están a cuatro centímetros de los tuyos. Que mi cuerpo entero se regocija teniéndote tan cerca, tan hambriento. Que mis manos se sienten atraídos en sobremanera por tu cuello, que les encanta sentir cómo fluye la sangre, cómo es que sigues viva. Que cada vez que me cuentas tus sueños me los tomo como una pregunta, para cuya respuesta sólo puedo decir cuánto te amo...

Díme cuántos hombres conoces que se metan a la boca del lobo tan sólo para admirar lo filoso de sus dientes.

Y luego de eso, muérdeme.

7 de julio de 2013

Te conozco




El agua es ácida al contacto con los ojos.
Agradezco al cielo que llore por mí.
Pecho de talco, no de piedra, se desquebraja muy despacio
al soplo del efecto mariposa de tus pestañas. 
Deseo, deseo, deseo morir. 

Manjares en el frente mío, me seducen sin tregua.
Es el vino y es el sexo quienes recurren a mí. 
No es que sea un insensible, es que no bastan
ni siquiera en una dosis de exceso y frenesí.
Deseo, deseo, deseo morir. 

Alguna vez vi su cara, si es que consta de alguna.
No es tan dulce, ni tan dura, tan sólo ávida de ser. 
En sus brazos ya he estado y no le tengo más miedo,
y este egoísmo absurdo desea que esté junto a mí.
Deseo, deseo, deseo morir. 

Llueve a pipas en estas tierras, tan sedientas de vigor.
Las cosechas suplicaban y su voz se escuchó. 
Luchando tanto por la vida, y yo contemplando en desdén, 
pues su alterego es mi anhelo, y si no está, les he de mentir,
pues hoy deseo, la deseo, deseo morir. 


14 de junio de 2013

Pero cuantos peros


Dicen que no debes refugiarte en la desesperación,
Patrañas de autoayuda cuando el desespero tiene forma,
tiene aroma y tiene calor de mujer.
Eres desespero fortuito, aliciente del encanto,
mi desespero pues tu bello cuerpo no será capaz de saciarme.
Tus labios no me bastan, no son bastante carnosos.
Tu figura no es lo suficientemente seductora
para mis manos maquiavélicas,
para mi pecho refugiándote.
No, tu cuerpo nunca ha sido suficiente.
Cada vez que te veo, es tu ímpetu pulsante
el que anhela mi intelecto,
tus ideas descarnadas son mi objeto de deseo.
Tus ojos, predicando el fin de los universos,
mis ojos desean besar tus ojos de daga,
mis ojos son carne, tus ojos son hojas,
fundirnos los ojos en un asesinato amoroso.
Escucha, que el silencio al fin ha adquirido ritmo.
Haces música vibrante en mi músculo cardíaco.
Haré las percusiones, tú esmera las notas dulces,
pues se te da excelente ser intérprete casual.
No, tu cuerpo no me basta, es demasiado sensual.
La carne siempre responde al estímulo adecuado,
pero enamorarse no es la causa nunca del estímulo adecuado,
sino el ergo, la consecuencia de querer compenetrarme,
empaparme de tus sueños, ser parte de ellos,
ser leche descremada, café y un poco de hielo,
degustar de tu saliva luego de sentir tu música,
de saber que tu sonrisa es el espasmo del veneno...

14 de mayo de 2013

Susurra

Hoy eres tan noche. Tan noche. Respiras frío, tu tacto es seco. Tan, tan noche. ¿Donde esta ese calor que me ilusiona, esas ganas de seguir respirando? esas ganas de seguir mirando... Donde, si tus ojos no son más ojos, sino huecos donde solía haber desencanto, ahora sólo son receptáculos de luz...
Eres tan noche, pecado sin furia. Mi cuerpo te extraña. Debo sentirte. Debo encontrar tu culpa, pues esa eres tú. Esta culpa, muy mía, me pertenece. Me perteneces. Lo se porque me haces falta. Así te siento. Eres noche, la mía noche. Sé mi noche, y sé cálida. Regresa, y congelame el alma. Quita el calor de mi ser, que el calor no se apaga, sólo se mueve, y deseo que sea tuyo. Ser de la noche.

7 de mayo de 2013


Duéleme, duéleme un poco más, llorar tus ausencias breves.
Que cada vez que beba del café de tus ojos las endorfinas me eleven,
me inciten a amarte,
y mantengan mi cuerpo despierto
hasta nuestro próximo amanecer...

Quémame, quémame toda la garganta, tu saliva de cianuro.
En tu boca me enveneno, siniestra, la hechura de tus besos,
tan artesanales,
la pasión y la ternura a la vieja usanza,
la única que me llena.

Mátame, mata este grosero cuerpo, que esta lascivia no es natural,
que quererte tanto y tan profundo en alma y carne debería ser prohibido,
que alguna vez te creí prohibida y aún hoy me desconciertas,
que aún perdiendo la vida, gota a gota,
el contraste de las sombras con tus ojos es impetuoso,
y deseo ser de tus ojos un prisionero fractal...

...

Y cuando esté caído, yaciendo en el recinto de tu crimen,
te encuentre a mi lado, pues tú también habrás perecido.
Perpetradora puntual, actuar también es tu castigo,
caeremos juntos, lentamente, donde la luz no tiene destino.
La vida se nos va, de nuestros cuerpos, lentamente,
pero en las almas el fulgor cuartea todos los vértices...
Quiero llevarte a esta utopía que en mi pecho has cultivado,
hacerte testigo activa de una pasión desmedida,
y hacerte pagar en mis brazos, en mis oídos tus dulces súplicas,
te sacaré el aliento incesante, tan delicioso como la vida misma.

Y mientras tu me matas por los ojos,
yo te mataré por la boca... 

10 de abril de 2013

sin(tau)


En el infierno dicen que arder debo
por atreverme siquiera a mirarte,
no es que sepa mirarte de otra manera,
la lascivia y la ternura amalgamadas.
No es que quiera siquiera intentarlo,
evitar la respiración entrecortada...
pues si yo, para tí, soy pecado,
quiero ser pecador contigo.

Puedo sentir hasta aquí el terciopelo
de tu sangre levitando por tu cuerpo,
que te enruta en multiversos cuando sube,
entre rayos gamma y sueños deliciosos,
y te somete brutalmente en tu vientre,
y en tus pupilas dilatadas me pierdes...
y es que ser tu pecado es excusa perfecta
para ser pecador contigo.

Quiero saber porqué te empeñas tanto
en lastimarme en cuerpo y alma, tan armónica,
porqué una simple petición tan bizarra
se convierte en una apasionada urgencia.
Eres pecado, pues algo tan hermoso
no me la creo, no puedo sentirlo tan... mío.
Dime, mein liebe, que soy tu pecado,
y seré gustoso un pecador. Contigo.

18 de marzo de 2013

Almendra




Te has preguntado, princesa mía, 
porqué las noches de marzo empiezan a ser tan cambiantes,
las pares y terciadas, que gustan de crear de tus lágrimas cristales,
y el resto, que hasta tu piel se atreve a fundir...
Es la Luna, cruel e inconstante, que ha posado sus ojos
en nuestros pechos palpitantes, y nuestras miradas diluidas
una en la otra, como si mezclándose
la eternidad no fuera mas que una amenaza descartable... 
Es la Luna fúrica, mein liebe, que supura envidia, 
pues he encontrado en tí la luz más tersa, más tibia, 
pues supone con acierto que mis versos no serán ya suyos, 
y eres tú quien hace que mi mano teja un poco de poesía... 

Te has preguntado, princesa mía, 
porqué busco tanto ahora tus ojos almendrados, 
porqué en mis besos hay desespero, y entre mis brazos te aferro
como si tu cuerpo fuese evaporándose, yéndose de mí entre los vientos.
Es la Luna, esa maldita luna, que nos quiere ver extintos.
Es propio del dolor del alma desear que aquello que no es tuyo
perezca eternamente en las fauces del olvido.
Por eso te pido, mein liebe, que seamos nosotros quienes expiremos,
entre los vientos del norte y nuestros labios magnéticos, 
arder mi cuerpo sobre el tuyo, el camuflaje perfecto, 
donde no exista haz de luz alguno que no sea el de tu aliento, 
que lo real se tergiverse, y tu calor, que sea eterno... 



5 de marzo de 2013

Unfinished

Your spell last a lifetime
It's over now, but dead people can also feel pain
I could blow up this planet
Yet it won't be destroyed that well
If only I could neutralize your eyes, I'd show you that outrageous gift
Just to let you know I'm stronger than you
And maybe you can't harm me no more

Suck my life, scratch it away
Left inside me no inspiration
Now I am voiceless, the button's pressed
But the magic has gone far away
Suck my life, kill me harder
Maybe my soul's your deprivation...

28 de febrero de 2013

En nombre de...


Una vieja botella de vodka guardada, lejos de mi propio alcance. Mi vodka fetiche que dispuse para situaciones especiales.

En nombre tuyo es este trago, moi cherie. En nombre del sabor oscular eterno, de la pasión desmedida, del letargo en mi alma y la cura que hallé en él. En nombre del ardor de tus uñas en mis cuerpo, de los juegos de manos tan eróticos de tan solo mencionarlos. De todo el desahogo que ningún alcohol ni ninguna hierba podrán desatar jamás.

Te dedico este trago, que me envenena tanto como tus ojos. Aquellos ojos que no anhelo, pero en los que aún me pierdo. Quizá lo segundo es consecuencia de lo primero. Quizá, porque es algo que no he pedido, que no he buscado, y me da la bofetada decisiva, la que me hace preguntarme qué demonios espero para perderme en las llamas contigo.

A tí este licor tan mainstream, tódo el que queda de él. Al infalible hecho de que en cuerpo eres todo lo que deseo, y en alma eres todo lo contrario. Al afán de creer que la redención está en desvivirse en aquello que es contrario a uno mismo, cuando la pasión es pasión, y es inmutable, y sólo el amor es capaz de cambiar. A la curiosa paradoja de que el amor se da sin esperar cambios, pero hace cambios per se.

A tí, moi cherie, pues el ser impetuoso de modo bestial es imperativo en mi haber. Pero tu no eres una bestia. No se si decir "sin embargo" o "además", pero eres lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Y a estas alturas, no creo que nada sea capaz de cambiarlo.

21 de febrero de 2013

Copro


La poesia es mierda cerebral.
Todo el que escribe poesia es como si cagara en un libro o un blog.
Son las sobras de nuestros dolores y placeres,
no los dolores y placeres en sí.
Sabemos cuánto sufre o goza el poeta en base al sabor de su mierda.

5 de febrero de 2013

¿Estás enfrente, pero donde estás?

Vengo de una tierra tan lejana. Y estoy de nuevo aqui, el que siempre crei mi hogar. Supongo que deja de serlo cuando has dado la vuelta al mundo en linea recta...

Y los mares se convierten en pisables, esperando ansiosos por mojar tus dedos, de tus pies cansados. Y las arenas de los desiertos, ricas en sílice, se deleitan rasgando la sensible dermis... La piel del rostro se hace quebradiza, y tu ceño fruncido por la ya molesta luz solar no contribuye en nada.

El alma rejuvenece, pues. Pero el cuerpo es el que paga el precio...

Maldita sea la hora que descubri la libertad. A partir de ese momento, empecé a crecer al reves, sin consistencia ni concordancia. El alma joven que pesa de aventura, y el cuerpo marchito que se jacta de energía. Contradictorio y nulificante, concuerda y se ajusta perfecto. Pero no está bien, no lo está.

Y ahora, que estoy tan cerca tuyo, introduciendo impetuoso tus aires en mis pulmones, inundándome de tí, que puedo saborear tus manjares y atreverme a cometer suicidio de tanta emoción, ahora que puedo sentir el fulgor de tus recovecos en mis ojos, tan electrificantes que serías el terror de los vampiros... Ahora, que no se si eres un lugar o una persona, una aventura o un destino... Ya no importa.

Porque eres tan idéntica a lo que recuerdo cuando partí, que juraría que fuiste tú quien atravesó todos esas mareas de luna creciente.

Empero, me siento tan lejos... Tan lejos de donde quiero estar, cerca tuyo. Porque no soy de aquí, y no soy de ningún lugar.

10 de enero de 2013

Muerto amante




Muerto andante soy,
carente de toda humanidad. 
Me aferro a algo que no me pertenece, 
me extraña seguir pensando por voluntad propia. 
De sombras y recuerdos me alimento, 
ya que otras sangres no me han llenado.
Es absurdo sentir que comes, pero no te alimentas. 
Y tú ahí, rondando diurna, 
tan impetuosa tras el gran telón de tu fachada, 
pretendes odiar lo que se mueve, pero en el fondo
te odias a ti misma con tanta convicción. 
Muerto andante soy, 
pues no te siento en vida. 
Deseo que mi amada Muerte me tome ya, 
pues amarte a tí y a la Muerte es felonía, 
pues tu aliento me aferra a este plano 
que tiene fecha de caducidad, 
pues tú no sabes si beber de mi sangre
o tirarla gentilmente al mar, 
mientras que ella beberá complacida,
beberá hasta el fondo sin parar.
Esta fría noche llena de romanticismo
me canta la impetuosa canción de los amantes. 
Y es que su voz reconforta mi alma, 
pero la tuya me embelesa más...

... y el viento sopla contra nuestros rostros.
Las estalactitas y estalacmitas se forman con el dolor de tiempos pasados,
cristalizándose en formaciones convergentes... pero no todo es tan malo, ya que nos es imposible tocarlas y herirnos con ellas con estas manos tan... humanas...
... y no se me ocurre otra cosa, mas que besarte.
Y de nuevo te llevas un gran pedazo de mí en ese beso.
Yo te robo un poco de dignidad, pero tu te llevas mi carne y mi alma, con esa rebeldía tan inusual en cualquier otra persona menos en tí.

Y recuerdo entonces porqué te sigo amando.

Miro tu piel, tus ojos, siguen tan vivos... mi pequeña luciérnaga, una vez más has iluminado un pequeño sendero que me lleva hacia donde quiero. Desearía tanto, en serio, tanto, que fueras inmortal...
... pero me has herido, como es usual, como es debido. Darte parte de mi ser, voluntaria o involuntariamente, sigue siendo doloroso. Mírame, mis labios sangran.

Y aunque esa sangre sale de mis entrañas, puedes afirmar con toda seguridad que sabe a tí, y que a tí te pertenece.