25 de noviembre de 2013

Salud


Brindemos, la Luna, tu y yo.
Por el éxtasis de este whiskey.
Por las mangas de nuestros abrigos que cubren más que nuestras muñecas.
Por la noche exquisita.
Por el fulgor de tus ojos, que deslumbran los míos.

Brindemos, nosotros y el firmamento,
que nos ha permitido estar juntos hoy.
Por el delicioso calor tuyo en mi pecho.
Porque escuchas latir mi corazón.
Porque puedo respirarte y empalagarme
de dulzura maquiavélica, impetuosa y mordaz.

Brindemos, pues mi vida se extinguirá pronto.
No preguntes, es obvio, tu hambre es la culpable.
Brindemos por tu saliva recorriendo mi garganta,
por los besos que te robo, por tu mirada punzante,
tan punzante que es bello sentir su yugo en el alma.
Brindemos por la entrega, yo la otorgo y tu devoras.
Por este mal trueque, este juego de poderes,
donde yo tomo tu piel, tu aroma y tu encanto
y tu tomas mi energía, mi corazón y mi aliento,
hasta el último de ellos, hasta el vacío por completo.

Brindemos, porque de mí mismo ya no soy dueño.
Incluso aunque me negara, ahora te pertenezco.
Brindemos por el amor, insensato y egoísta,
que a pesar de todo, en nuestros vacilantes rostros,
tiene dibujada una implacable, implacable sonrisa...

21 de noviembre de 2013

Amor Muerto (Elizabeth Siddal)


pomea 

Nunca llores por un Amor muerto, 
Ya que rara vez el Amor es verdadero. 
Él cambia sus ropas del rojo al azul, 
Y del más brillante azul al rojo, 
El Amor ha nacido a una muerte temprana, 
Y su realidad es apenas un despojo. 

Entonces no ancles tu sonrisa 
En su pálido rostro descarnado, 
Para exhalar el más profundo de los suspiros. 
Las palabras justas en labios sinceros 
Pasarán, y sin dudas morirán; 
Y tu estarás solo, mi querido, 
Cuando se desaten los vientos invernales. 

Nunca lamentes aquello que no puede ser, 
Pues este Dios no regala dones. 
Si este pobre sueño de amor fuese nuestro, 
Entonces, querido, estaríamos en el Cielo, 
Pero aquí sólo hay campos muertos, 
Donde el verdadero amor jamás es cierto. 


Lo ví aquí.


12 de noviembre de 2013

Light my fire



Cuando las caricias dejaron de ser un simple juego
y se convirtieron en un lenguaje,
cuando mi sangre, magnetizada, desplegaba mis dedos
en un afán impetuoso de tocarte,
la cálida luz que anuncia el día tan sólo expiraba...
el ocaso me convirtió en tu predador.
Explotaré tu pecho al habitar en él,
llenándolo, invadiéndolo todo, como veneno,
arderán tus venas al estar tan cerca,
transpirarás te quieros en una larga tormenta.
Evaporarte, menester combustible,
evaporarte, pues soy fuego sin sueño.
Y tú, tan irresistiblemente viva,
no me extrañaría si en tu encanto me vuelvo eterno.
Tu cuerpo, siéntelo, ya es una humareda,
el ingrediente infaltable de este ritual blasfemo.
Es el amor, amor, tan controvertido,
que ejercerlo es delito, y el no hacerlo, un martirio.