20 de febrero de 2009

Muerte busco

No hay brillo eterno en tu piel,
no hay destellos de silencio,
no acribillas sin placer,
sin hacer pesar tu destierro…

isabella

Los mares gritan “infinito”,
no entienden del dolor mortal.
La asfixia grita, desgastada,
no quiere más decapitar.

Alguna vez yo fui mortal,
nada me inspiraba miedo,
gustaba del exterminar
y contemplar entierros…

Y amaba tu oscuridad,
y quise sentir tu castigar,
contagiado de insensibilidad
la Muerte hoy no me mira más…

Los mares gritan “infinito”,
no entienden del dolor mortal.
La asfixia grita, desgastada,
no quiere más decapitar.

No recuerdo ya la saciedad…

Mil suicidios llevo ya en mi andar,
Oh, mi Muerte, de Ella te librarás
¡y la harás retorcerse sin piedad!

 

 

Foto de Julia Dresch

13 de febrero de 2009

Agua maldita

¿De qué sirven follajes inmensos, cautelosamente dispersos, 
si detrás de la hojarasca persisten los terribles miedos?
Las pisadas frías de tus pies arqueados, temblorosos,
remueven la tierra tras un andar riguroso.
Nada nuevo ocurre en la ociosa natura.
Cada que veo llover
la tierra se nutre
de esperanzas vacías.
No queda absolutamente
nada
en que creer.
Creer en la lluvia,
sólo porque existe,
es una demostración de un acto
de fé
desesperada,
de aferrarse a algo
que no sea Muerte.
Cada maldito grano de arena
se aferra al agua, 
desgarrándose,
sangrando de tanta fuerza,
laudando la compasión
del dios Agua.

Agua baja, inunda, aplaude contra el suelo.

Saluda de mano a cuanto grano de arena puede.
Y, como buen cáliz, se pierde entre los corazones fieles.
Una fé espesa se consolida.
Se ha creado un conglomerado de unión pura.
La noche sigue. El Agua sigue, atrayendo fieles.
"Oh, santa Agua de Atocha. Has llenado mi corazón",
dicen los granos de arena, absortos.
Al día siguiente, Agua se va.
La tierra está unida, fija grano tras grano.
Se es prescindible del Agua.
El Agua, por ser Agua, se evapora, sin fundamento.
Como toda doctrina y religión. Se evapora, tarde o temprano.
La tierra, sin más unión, se agrieta.
¿Oh, Agua, dónde estás, que tus fieles se separan?
¿Es que acaso nos has abandonado?
¿Agua mía, Agua mía, porqué me has abandonado?
Pero Agua no puede escuchar. Se ha ido.
La tierra, finalmente, se parte en dos a la ene menos un pedazos.
Aislamiento, debilidad, castración, aburrimiento.
Nunca la tierra había tenido un  aspecto tan... muerto.
A lo lejos viene el andante. 
No tiene el mas mínimo reparo en detenerse a contemplar a lo podrido.
El andante, que está hecho de agua que cambia con los siglos, no se fija en pequeñeces.
Sólo pisa. Pisa. Patea. Raspa. Los pies fríos llenos de terror y sangre de tanto andar.
Uno, dos, tres. Una pisada y la unión de la tierra, por fin, ha desaparecido.
Muchos muertos. La humedad de los pies no sobrevive entre los muertos.
La fé en el agua no puede sobrevivir dos veces de la misma manera.
La fé no puede reparar muertos.
Pero la fé puede llevarse sobrevivientes entre los pies, 
los pies del andante.
Algún dia los sobrevivientes caerán al suelo.
Estarán solos, pero juntos en la soledad, 
recorriendo nuevos mundos 
que no habrían podido descubrir
de no haber perecido en la fé.
Y algún día, el andante tomará a esos sobrevivientes,
y después de un tratamiento de colado de fé temporal,
y estarán tan unidos como siempre lo desearon,
en una enorme montaña de formas caprichosas,
elegantes, funcionales, adaptables,
y lo más importante...
secas.

5 de febrero de 2009

Sinful Red

You can´t survive this
you can´t avoid my toor privileges
you can´t stop me,
my name is Violence, I´m punching fist

I´m not leaving you
alone into santiy chains,
you asked for it,
you must be brutally spanked,
you wanted no mercy
now wait for a gorgeous death!

I am despair
sucking your feet

Darkness is increasing
screwing up your nerves
Desist, I won´t get tired,
I´m  gonna dress you in sinful red