25 de octubre de 2011

1878



Hace ciento treinta y tres años que sentía tu abrazo.
Ciento treinta y tres de vagar en este mundo tan... humano,
un mundo que me rechazó,
un mundo al que yo pertenecí...

Aún recuerdo cuando tendían la primera telefónica
que partía del castillo de Chapultepec.
Tantos héroes que nacieron de ahí,
hechos para defender nuestra patria,
y ahora el general Díaz quería usar para la guerra
el pilar intrínseco del hombre: la comunicación.
Y ahí estabas, soberbia, pero con esa hermosa
mirada púrpura, sobrenatural...
Fue ayer cuando yo vagaba entre las haciendas,
pidiendo trabajo a cambio de comida,
yo que alguna vez fui un periodista destacado,
víctima de la censura terrible del porfiriato,
y tu, entre los maizales, erguida cual guerrera,
limpiando tus labios de aquello que creía sangre...

Me llevaste a tus aposentos, a tu preciosa sala
adornada de sugerentes maquetas de la era industrial inglesa,
me sugeriste ese precioso habano, para posarlo en mi boca,
y en medio de la humareda, contemplaste mi rostro,
me describiste aquella asombrosa máquina de vapor,
autónoma, que prometía velocidades de 50 kilómetros por hora
para un coche de producción masiva.
Me mostraste un sistema experimental
que podía llevar múltiples conversaciones
en tan solo un par de cobre, en una sola línea telefónica...

Me mostraste tu habitación, con tus copias originales
de Tolouse-Lautrec, de Seurat, de Gauguin,
un borrador del actual Fatata te miti,
tan bizarro como hermoso ante mis ojos...
Me mostraste la espesura de tu cabellera
al quitarte ese molesto intento de cofia...
me mostraste que mi cuerpo, famélico y endeble,
aún era lo suficientemente fuerte para amar,
me mostraste que tu desnudez no es una obra de arte,
que tu carne no es cálida por que estuvieras realmente viva,
que tu piel tornasol es deliciosa al contacto de la noche...
y ese cálido ocaso de septiembre
me tomaste entre tus brazos, te convertiste en mi dueña,
me ordenaste que bebiera de tu cuerpo,
de tu piel, de tus labios, de tu miel, de tu sangre,
al tiempo que tu hacías lo mismo conmigo,
y así lo hice...
y mientras yo te amaba, tu me matabas,
y mientras yo enloquecía, tu me mirabas,
y mientras yo perecía... te regocijabas...
y la oscuridad se convertía en bebida,
y nos embriagábamos sin cesar...

Y esa noche, al hablar pestes de nuestro dictador,
al discutir de las nuevas tendencias de arte,
al cantar bajo las estrellas cánticos paganos,
descubrí la terrible hambre que contagiaste en mi ser...

Cuando amaneció, al siguiente dia, me encontraba en la cárcel.
Decían que devoré ferozmente siete cabezas de ganado,
que hice incisiones en sus yugulares, y que casi devoro sus fluídos...
y yo podía percibir tu aroma,
a mujer, a demonio, a vampiro,
alejándose para siempre de estas tierras corruptas.

Te lloré, sufrí de hambre, sufrí de hastío, tuve mi inicio duro
como todos los de mi especie.
Y ahora, que soy respetado, que soy poderoso,
extraño mi vieja profesión humana,
ser un periodista virtuoso
y ser vetado por ello,
porque como todo ser eterno,
a veces es bueno sentir el desprecio en carne
de alguien que no sea uno mismo.

16 de octubre de 2011

Pensar sobre pensar


Quiero pensar que sé lo que estás pensando.
Quiero pensar que odias que piense que sé lo que piensas.
Yo también he pensado cosas así.
Yo también he pensado cosas así, sobre tí.
Yo también he pensado que este mundo no vale la pena.
Yo también he pensado que la bondad del alma es recompensada con un mal rostro.
Yo también he pensado que dar las gracias es sólo valioso de palabra, pero no de acto.
Yo también he pensado a veces que tu amor no vale gran cosa para mí.
Yo también he pensado que sonreir no me resolverá ni la vida ni mi destino.
Yo también he pensado en abandonarlo todo.
Yo tambien he pensado en resignarme a esta vida que no me complace.
Yo también he pensado en que debería dejarme llevar por las circunstancias.
Yo también he pensado en que los frenos morales no siempre son los adecuados para alcanzar la paz.
Yo también he pensado en que la paz es sólo una palabra.
Yo también he pensado en que la perfección existe, aún cuando no la he palpado.
Yo también he pensado en que los cuentos de hadas existen, y que puedo vivir en uno de ellos.
Yo también he pensado que mi vida no vale nada, ni para mí, ni para otros.
Yo también, a veces, mojo mi almohada por las noches, deseando no volver a llorar jamás...
¿Y que mas da si algo de esto es remotamente cierto?
¿Porque terminar, cuando puedes volver a comenzar?
¿Para qué terminar algo que no ha siquiera empezado?
Pero en el momento en que decidiste tomar mi mano
supuse que querías que te acompañara en tus andanzas.
Quiero pensar... que valgo algo para tí,
al igual que tu vales demasiado para mí. 
Y que todo lo demás son circunstancias.

9 de octubre de 2011

Vestigios piratas




Media noche, el barco ha llegado.
Espero que hayas traído tu abrigo de lana.
En cuanto arribe a puerto, presentaremos papeles
y subiremos a nuestro camarote.
Será un largo viaje, dicen, debido a las aguas densas...
no digas a nadie que a un mes de partir
me sumergiré en el océano atlántico,
y buscaré tesoros británicos
restos de ataques piratas...
y ese extraño anillo que te dará inmortalidad.
No olvides tomar la llave del cuarto
donde guardan el equipo de buceo.
Yo me encargaré del resto.

Sube más tu sombrero, no sea que piensen los guardias
que intentas ocultar tu rostro, o que eres una ladrona.
No, eso es para mí.
Deja que me descubran. Guardaré el anillo en mi boca.
Cuando me descubran, me golpearán, y me exigirán
decir la verdad.
Pero no les dire nada hasta verte, amada mía,
y te entregaré el anillo, para que lo uses.
Sólo no olvides portarlo
hasta llegar a tierra firme, donde no puedan mirarte
ni intentar robártelo.
Prometeme, en este puerto lleno de niebla,
en esta cruda noche de octubre,
que te olvidarás de este horrible cáncer
que ha mermado tus preciados dias.
Prométeme que llegando a la India
me olvidarás, que no te preocuparás
por lo que me pudiera pasar.
Tendrán que liberarme tarde o temprano, te lo garantizo.
Y cuando yo sea libre
me dedicaré a contemplar tu arte,
y a mirar las estrellas intentando dibujar en ellas
tu rostro, que hoy es pálido y débil,
y pronto será lozano y colorido,
como esas hermosas pinturas
que nacieron de tu alma, mientras compartías
tu vida conmigo...
y cuando sea el momento, cuando estés curada,
te quitarás el anillo,
y lo volverás a arrojar al mar,
justo donde lo encontramos,
para darle vida a un soñador más,
y así permitir que cumpla su objetivo,
y que deje su huella en el mundo.

1 de octubre de 2011

Termíname



No vivo más, no en mi carne,
no en la lágrima de sabor añejo,
no en la densidad de esta niebla tierna
que alguna vez en mis mejillas se divirtió.
No, hoy no queda más calor bajo esta carne
que alguna vez ardió como hierro forjado,
en la que la pasión alguna vez posó.

En tus alas de muerte
encontré un exquisito alivio,
al fin pude cerrar los ojos
y mirar más allá del infinito.

Te entrego mis despojos, mi ser entero, 
mi única posesión que pudiera valer algo, 
renacen tus plumas de exquisito tacto,
renace el fulgor de tus ojos pardos, 
dame la vida al ser devorado
por el encanto de tus labios tiernos, 
que es mi anhelo por tí ser bebido,
y perecer tranquilo en tu regazo.

En tus alas de muerte
encontré un exquisito alivio,
al fin pude cerrar los ojos
y mirar más allá del infinito...