9 de octubre de 2011

Vestigios piratas




Media noche, el barco ha llegado.
Espero que hayas traído tu abrigo de lana.
En cuanto arribe a puerto, presentaremos papeles
y subiremos a nuestro camarote.
Será un largo viaje, dicen, debido a las aguas densas...
no digas a nadie que a un mes de partir
me sumergiré en el océano atlántico,
y buscaré tesoros británicos
restos de ataques piratas...
y ese extraño anillo que te dará inmortalidad.
No olvides tomar la llave del cuarto
donde guardan el equipo de buceo.
Yo me encargaré del resto.

Sube más tu sombrero, no sea que piensen los guardias
que intentas ocultar tu rostro, o que eres una ladrona.
No, eso es para mí.
Deja que me descubran. Guardaré el anillo en mi boca.
Cuando me descubran, me golpearán, y me exigirán
decir la verdad.
Pero no les dire nada hasta verte, amada mía,
y te entregaré el anillo, para que lo uses.
Sólo no olvides portarlo
hasta llegar a tierra firme, donde no puedan mirarte
ni intentar robártelo.
Prometeme, en este puerto lleno de niebla,
en esta cruda noche de octubre,
que te olvidarás de este horrible cáncer
que ha mermado tus preciados dias.
Prométeme que llegando a la India
me olvidarás, que no te preocuparás
por lo que me pudiera pasar.
Tendrán que liberarme tarde o temprano, te lo garantizo.
Y cuando yo sea libre
me dedicaré a contemplar tu arte,
y a mirar las estrellas intentando dibujar en ellas
tu rostro, que hoy es pálido y débil,
y pronto será lozano y colorido,
como esas hermosas pinturas
que nacieron de tu alma, mientras compartías
tu vida conmigo...
y cuando sea el momento, cuando estés curada,
te quitarás el anillo,
y lo volverás a arrojar al mar,
justo donde lo encontramos,
para darle vida a un soñador más,
y así permitir que cumpla su objetivo,
y que deje su huella en el mundo.

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