23 de febrero de 2008

Perla

A estas alturas, sigo aspirando tu aroma.
Aroma de regaño,
aroma estóicamente inspirador de miedo.
Aún te temo.
No me canso de escuchar esa voz erótica,
tan entonada con la fragancia
de esa atmósfera
a la que tanto aspiro.
No me angustia mas
el no poderte sacar de mis sueños.
eres una característica necesaria en ellos.

A estas alturas
me provocas las mismas fantasías
que siempre he negado.
Esta vez, más naturales,
mas pasionales,
mas temblorosas,
mas tétricas.

La diferencia, Luna amada,
es que el encanto se aleja,
Las letras se pudren,
las vidas se acortan,
el deseo se extingue...
Todo para dar paso
a algo más visceral,
más auténtico.

Y lo único que quiero de tí
es que me acompañes
a mi lecho de muerte.

¡Si he de morir
moriré de noche!

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