12 de julio de 2011

No mereces



Hace poco me miraste a los ojos. 
Y cuando eso pasó,
me desvanecí por un momento... 
para pedirle a la Luna
que te robara un poco, 
solo un poco
de toda esa alegría
y esa hermosura,
pues a veces creo que
simplemente, 
no mereces tanta. 

Hace poco fue, mi dama melancólica, 
que me regalaste una bocanada
de tu aliento,
reflejo de una energía
que no parece marchitarse. 
Me desvanecí, para pedirle a la Naturaleza
que te arrebatara
un poco de esa energía tan sublime,
pues a veces creo que,
simplemente, 
no mereces tanta. 

Hace poco aspiré
de tu aroma tan trágico,
tan mortal, y tan delicioso
de naturaleza muerta.
Frutos cosechados, flores cortadas,
es vida aniquilada, al final de cuentas,
vida que aniquila tu ser,
vida que te da más vida. 
Me desvanecí, para pedirle a la Muerte
que te arrebatara
un poco de esa vida impetuosa,
pues a veces creo que, 
simplemente, 
no mereces tanta. 

Hace poco sentí
el ardor de tus palabras, 
tu voz tan preciosa, tan aniquilante,
no importaba si lo que decian
era alegría o llamas hirientes,
pues igual me dolían,
las sentía muy profundo
en mi cabeza, en mi corazón. 
Y entonces retorné al mundo real, 
recordé mis plegarias
a la Luna, a la Muerte, a la Naturaleza, 
y me arrepentí de ellas
con toda mi alma.
Todo lo contrario, ahora deseaba
que esas virtudes, tan tuyas,
emanaran de tí de manera inagotable, 
para poder maravillarme
eternamente de ellas.
Pues a veces creo que,
simplemente, 
el misterio te pertenece. 

Para N.L.

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