18 de julio de 2011

Dein blut, mein heil



Llega la noche, como siempre, aletargada
bajo los efectos sedativos del Sol.
El ocaso reflejado en esta laguna dulce
luce perfecto al teñir tu cabello.
Las bugambilias, desprendiendo su deliciosa fragancia,
combinan sistemáticamente con la fragancia tuya.
Y ahora, preciosa dama, que lees los poemas
descritos en el firmamento, famélico de sueños
y de extravagancias terrestres,
es cuando más encantado quedo de tí.
Tus dedos, bailando, acariciando al viento
como si fuera mascota moribunda,
tus dedos trazan muerte en mi pecho,
en mi rostro,
en mi espíritu.
Percátate, silueta moldeada en poesía,
que cada segundo que permanezco iluminado
por la refracción de la luz reveladora en tu piel,
debo otro segundo más a la Muerte,
y me cobrará caro el permitirme
estar contigo, así, tan... cerca.
Y ahora,que debo partir,
hacia donde los sueños y las realidades convergen,
donde ser un alma maldita es el menor de los pecados,
donde desearle el bien a alguien como tú es motivo de castigo,
te pido el tesoro más preciado que te puedo pedir,
lo más íntimo que puedes dar de tu ser,
para atesorarlo eternamente
en lo más oscuro de mi corazón.
Tomaré tu dedo, tan suave y curioso,
y lo pincharé con esta daga sagrada.
No me atreveré a corromper esa bebida
ni con mi saliva ni con mis labios
bebiendo de ella, aunque
se que su sabor, su sensación en el paladar
sería la más deliciosa que jamás haya probado.
No, en vez de eso,
la depositaré en este medallón,
cerca de esta orgánica caja de ritmos,
donde pueda sentirla
cada vez que ande mi camino.
Y cuando sienta que esté a punto de partir,
podré abrirla, y beberla,
para hacer ese amargo sentimiento
la más dulce de las despedidas...
una despedida con una sonrisa
y sabor a tí.



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