14 de octubre de 2012

Acribilla


Que el sol siga cayendo, periódicamente

cayendo en lenta agonía tras las montañas,

que siga iluminando tu piel de desdicha,

y que tu alma, enajenada, siga en sigilo.

Que mil balas penetren esa piel de locura y miel,

que desgarren esa carne que alguna vez mía fue,

que resten poco a poco su valor,

pues solo tu cuerpo puede nublarme de este rencor,

y tu alma ya no es aquello que siempre quise tener...




* en nombre de un amigo

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