12 de enero de 2011

El plomero y la MILF



Ella se lavó las manos.

Bajó las escaleras, entró al zótano, encendió un foco ahorrador y una luz blanca empezó a difuminar, a la velocidad de la luz, las sombras que aún se proyectaban de la luz del pasillo de su puerta. Al fondo, metálica, yacía la puerta adornada con un candado de siete segmentos. Tomó el candado y giró las perillas. Cinco. Tres. Ocho. Cuatro. Dos. Cuatro. Dos.

Una mirada empezó a recorrerla. Era su esclavo de la semana. Su figura atlética y su piel morena se vieron severamente afectados por la inanición, así como su rostro, desencajado, que claramente pedía clemencia durante veintitrés horas y media del día, y orgasmos múltiples el resto del día.

Ella se acercó, con una cubeta de agua y un trapo, y empezó a limpiarlo. Repasaba con su mano todo el cuerpo del tipo, que no hacía mas que mirar al suelo, avergonzado de no poder defenderse, de ser sometido por una mujer más fuerte que él. Una mujer demostraba su poderío sujetándolo de brazos y piernas a través de grilletes, que no eran grilletes, sino extensiones de sus frágiles pero poderosas manos.

Se paró enfrente de él, acercó su cuerpo desnudo, y empezó a separarse nuevamente mientras deslizaba con lenta furia sus uñas en su pecho, en su abdomen, en su miembro, en sus piernas. Viejas heridas de la sesión de la noche anterior volvieron a abrirse. El aroma de la sangre la ayudó a excitarse, a tomar el taladro y empezar a rasguñar su carne con una broca para concreto de tres octavos.

La habitación secreta, tan metálica como de costumbre, empezó a tomar calor, la energía de los gritos del custodio. El cuerpo de la mujer estaba bañado en piel y carne, en sudor y sangre.

Cuando terminó de limpiar, se llevó ciertas menudencias, riñones, hígado y tripas arriba, a la cocina, para la comida del día siguiente. Su marido llegaría de Londres en la noche, así que debería estar hambriento de comida casera y barata. Los huesos, medio triturados, estaban guardados en una bolsa detrás del refrigerador, listas para cuando no esté el, se tape "accidentalmente" el fregadero y haya que llamar a un... plomero.

3 comentarios:

  1. Si, vi un video de hardcore porn y se me antojó escribir. No creo que eso sea malo.

    Tanto.

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  2. Muy buen relato!!!!
    Espero que tengas un fabuloso 2011!

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  3. Muyyy bueno, algunas cosas me hicieron reír, como eso de una broca para concreto de tres octavos, jajajajajaja.

    Un gusto leerte Al.

    María

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Sea usted libre de escribir lo que quiera en este espacio. No busco que mis lineas le gusten, sino que remuevan sus sensaciones...