16 de diciembre de 2008

Cognosis

Mira al cielo. Gris, negro, verde. No hay diferencia.  La multitud que en él se desparrama te acosa. Te reclama que abras los ojos y mires la belleza.
Buscas, y no encuentras. Lo sé, porque lo he vivido. Suele pasar.

"Sólo quien sea capaz de odiar sin razón será capaz de amarme."

Mira la música. Luces de neón bailando al ritmo del electro. Visualizaciones llenas de matemáticas y colores. Treinta y dos bits de resolución. Tan exacta como el sentimiento.
Tratas de sentir, pero no puedes. Lo sé, porque lo he intentado.

"Sólo quien sea capaz de odiar sin razón será capaz de amarme."

Mira tus pies descalzos. Hongos diminutos, imperceptibles a la vista, tratando de sobrevivir a la crueldad del clotrimazol. Uñas recortadas, todas al más puro estilo militar, excepto aquel meñique sangrante. Tan doloroso como aquello que llamas "el mismo infierno".

"Sólo quien sea capaz de odiar sin razón será capaz de amarme."

Mira tus manos. Olorosas a cabello sucio. Trata de recordar a quién pertenece esa grasa capilar. Trata de recordar la cabeza de quién acariciaste, pues el aroma a flores revela que no ha sido la tuya. Mira más de cerca. Ahí, en tus uñas. Sin duda, son rastros de piel humana. Te agarraste de las greñas con alguien, literalmente. Lo sé, porque ese alguien fui yo.


"Sólo quien sea capaz de odiar sin razón será capaz de amarme."

Mira al suelo. Llevas horas mirando al frente. Ya era hora que el vértigo hiciera efecto en el interior de tus oídos. ¡Manos al frente!
Has caído. Por suerte, te he advertido. Espera, no te levantes. Voltea a tu izquierda. Anda, gira la cabeza un poco. Sí, es mi rostro. Míralo. Te he estado observando aquí, desde hace un rato, desde que me tiraste al suelo, desde que perdiste la razón y te quedaste ahí, paralizada, como pájaro enjaulado, espantado por un gato a medianoche.
Me encanta tu mirada de perplejidad. Resalta lo hermosa que eres. Lo sé, porque te conozco.


"Sólo quien sea capaz de odiar sin razón será capaz de amarme."

Reincorpórate. Lentamente, aún debes estar mareada. Recuperarse del shock será la excusa perfecta para comprar uno de esos refrescos derriteclavos. Pero, espérame. ¿Me podrías echar una mano? ¿Podrías cargar mi cabeza y llevarme a una funeraria, o al menosme dejarías dormir en el refrigerador de tu casa? Es lo menos que puedes hacer después de matarme, como lo has hecho. No te preocupes por el resto del cuerpo, es pesado, hace frío y nadie se lo llevará.


"Sólo quien sea capaz de odiar sin razón será capaz de amarme."

Aún no entiendo porqué me has matado. Aún no entiendo porqué separaste mi cuerpo de mi cabeza. Aún no entiendo que de feo e incongruente tienen mi cuerpo respecto de mi cabeza. Aún no entiendo porqué pelaste los dientes placenteramente cuando veías mi cuerpo gozar como nunca, mientras mi mente se retorcía de dolor, de saber que tienes una buena razón para matarme: el puro gusto.
Aún no te entiendo. Nunca quise hacerlo. Quizá por eso no he muerto.


 
Michelle Jenner. Actriz cualquiera, excelente foto.



Fuera de bromas, me gustaría saber cuanto tiempo permaneceré al lado de este helado barato de chocolate y las veduras americanas. No me gusta tener frío y hambre al mismo tiempo...

1 comentario:

  1. muy bueno muy bueno esas palabras tocan mi fondo frío y perverso jajaja cuidate mucho amigo y no dejes que se helado se derrita en tu cuerpo

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