27 de abril de 2014



Levántate, insolente.
Has cuestionado al enemigo, lo has provocado,
has dirigido sus hirientes ojos hacia tí.
No te dejaré descansar
hasta que tengas bien llenos de sangre los nudillos.

Deja la pistola,
la espada y la pluma, son armas débiles.
El producto de la mente no es nada
comparado con la voluntad.
Quiero que llenes de sangre los nudillos.

Vamos a sudar,
a escuchar muchos lamentos,
deleitarnos con el sufrimiento
de quien nos hace sufrir.
Vamos a grabar nuestros pies en sus bocas,
que se llenen de sangre los nudillos.

La tinta y la electricidad
se las lleva a ambas el viento,
tienen presos a tus amigos y enemigos también.
Tienen nuestras bocas llenas de mentiras
más que nuestros propios oídos,
quemando nuestra tierra, invadiendo nuestro espacio,
moldeando nuestro legado a costa de destruir el propio.
El sistema no funciona, date cuenta
que todo sistema esta diseñado para fallar.
Date cuenta que es nuestra obligación final
evolucionar. Evolucionar
y deshacernos de nuestros enemigos.
Date cuenta que aletargan nuestra vida,
ralentizan nuestras mentes,
y nuestros cuerpos viven más,
para sólo ser más débiles,
más dependientes de lo efímero,
de lo incalculable y lo absurdo.
Somos seres absurdos,
con aires de cambio,
pero poca voluntad
a manchar de sangre,
de su sangre,
nuestros fieros nudillos.

Que hoy prefiero morir de pie
que vivir arrodillado.

Que para mí no existe la patria,
que la sociedad tan sólo corrompe,
que nos tenemos, empero, a nosotros mismos,
no como grupo, sino como individuos.

Que los grupos se dividen
porque se basan en un sueño,
un sueño de supervivencia
disfrazada de progreso.

Que no nací para sobrevivir,
nací para vivir, gozar, y sufrir,
que tu patria te permite decidir
de qué gozar,
pero no te permite decidir
tu propio sufrimiento.

Que no debería estar en el menú
sufrir por dinero o por respeto.

Que las cárceles apenas si tienen gente mala,
que mas bien las pueblan la gente malentendida
y maleducada.

Que toda maldad tiene un propósito,
y el sistema que habitas
se ha esmerado en que el propósito sea absurdo.

No te hablo de esto porque esté enfadado.
La verdad es que la vida me importa poco.
Pero no le importará poco al que me sigue,
ni al que te sigue a tí.
Y por ellos es porquienes debemos
manchar con su maldita sangre nuestros nudillos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sea usted libre de escribir lo que quiera en este espacio. No busco que mis lineas le gusten, sino que remuevan sus sensaciones...