20 de junio de 2011

Forjando un alma

El hierro ya está candente.

He pasado largo tiempo frente a este fogón, pintando de rojo este azadón ante el fuego. Está listo para acercarse a tí... a forjar en tí todo aquello que deseo de un alma, de una mujer, de un cuerpo y de un suspiro. Hecha a mi gusto, al compás y temperatura de este instrumento maldito, con el que tanto me he herido...  barata analogía de un alma y un corazón rotos, seguro piensas. Pero ya verás cuando la ardiente punta toque tu mejilla, verás cuando el humo de la carne quemándose empañe tus ojos...

Acércate, criatura. quiero contemplar ese bonito rostro, antes que le haga sonreir de más. Tengo también alcayatas, un martillo y un cincel, para pulir las asperezas que me encuentre mientras acaricio tu frente y destrenzo tus dorados cabellos...

Eso. Siente este poderoso azadón, lleno de la energía de mi pasión y de mi furia, siendo clavado en tu cráneo, una y mil veces, hasta conseguir la forma que deseo...

... y mientras el instrumento penetra el ectoplasma de tu ser, tu sonríes... pues sabes que no podré hacerte daño... quizá jamás. Esa sonrisa era justo lo que quería dibujar en tu rostro... tu rostro de malicia encantadora. Mi cuerpo siente el frío de tu ser, al igual que el azadón. Cierro los ojos, siento esa caricia tuya, tan fantasmal... y siento como mi ser se pierde por ella.

Puedo ser un herrero de una y mil almas, pero es la tuya la única que jamás podré siquiera ablandar. Ni es mi voluntad hacerlo. Despierta en mi esa inspiración para hacer arte, mi princesa volátil, como lo has hecho hasta ahora. Pues sigues atormentando mi corazón, y de la desgracia es de donde proviene el arte más puro.

Para tí cada herraje, cada unión, cada fundición enblandecida, cada escudo de sabiduría y fortaleza. Cada candelabro cuyas sombras provocan pesadillas en los temerosos, cada daga que le da valor a los asaltantes nocturnos, cada espada que defiende del mal al indefenso en este reino olvidado... y el molde de la corona que quizá algún dia portarás...

No necesito forjarte. Ya eres esa pieza única y perfecta en la que tanto soñé.








Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única. Jorge Luis Borges

3 comentarios:

  1. pero no eres herrero, eres herrera y te chingas... jaja

    la primera linea me hizo pensar en una canción de reggaeton "anda mami, menealo sabroso que el hierro ya esta candante y Mister Papi esta presente, trayendole reggaeton a la gente!" jajajaja

    pero en fin.. me agradó el desenlace, que da cierto giro inesperado

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  2. ah.. puto blogger, me borro mi comentario dos veces.. ya no sabras q iba a decir, me da hueva repetirlo 3 veces

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