Special Cases era el soundtrack. Una canción seductora para una noche seductora, llena de misterios descubiertos, desvelados para la ya entrada en años mente de Hércules. Misterios que, no por haber sido descubiertos, dejaban de ser intrigantes e hipnotizantes para la eternamente contemplativa vida de un vampiro. Massive Attack siempre le había evocado a la mente emociones que alteraban su agonizante respiración, sobre todo en noches ruidosas como aquel domingo, domingo especial por ser noche de fin de vacaciones y el inicio de nuevas y desgastantes actividades laborales.
El calor empezaba a entrar a la ciudad. La periferia se llenaba de contaminados aromas de vehículos. Los bares llenos de desobligados y los hogares llenos de malpagados empleados. Alguna que otra casona de los suburbios debía estar vacía, salvo por la sirvienta teniendo esa clásica escena con el chofer en el segundo volumen de la camioneta de lujo.
Hércules tenía todo el tiempo del mundo para planear una estrategia. Mejor aún, tenía todo el tiempo del mundo para mejorar sus maniobras improvisadas. Porque, después de todo, un vampiro no es invulnerable a ser descubierto por una persona ajena al objetivo.
Apagó su computadora, y con ello la música, justo cuando acabó la melodía. Salió de su morada, la catedral del San Pedro en el centro. Se alejaba hacia el oeste, desde la zona centro, paseando por las calles, siempre del lado de los arbustos o los macetones descuidados por los vacacionistas. Reconocía su egolatría, al ver que hasta la más sensible cucaracha era incapaz de detectar sus pasos. Observaba hacia dentro de los arbustos, podía captar cómo ellas dirigían su atención mejor al olor del pan de la repostería que había dejado atrás hace tres cuadras, que a sus sigilosos pasos, aún cuando rompía la hojarasca del suelo con sus duros zapatos.
La calle Bergerac era muy atractiva para él. El nombre le traía malos recuerdos, quizá una discusión que tuvo centenares de años atrás con Cyrano y ahora se niega a recordar. Pero los contrastes culturales que él observaba en esa calle invocaban aquella frase de su viejo amigo:
Un honnête homme n'est ni Français, ni Allemand, ni Espagnol, il est Citoyen du monde, et sa patrie est partout.
En una manzana, de un costado, sólo cuatro casas. La primera, la abandonada, donde los habitantes de las otras tres alguna vez habían ido a tirar su basura a consecuencia de no poder alcanzar el servicio de colección de los jueves. El Municipio ya ha tenido, una vez, que mandar limpiar la casona, propiedad de todos, propiedad de nadie. Incluso se había hallado una osamenta en el interior. Pero como el cadáver ya no contenía carne, no hubo más escándalo y todos los restos, excepto el cráneo que nunca se encontró, fueron enterrados en una fosa común.
La segunda casa, la de la familia Vázquez. Una familia modesta, típicamente disfuncional. La señora, con aspiraciones. El señor, desempleado y siempre en harapos. Ambos drogadictos. El hijito consentido, dispuesto a gastar su dinero en cerveza pero no en el hijo abandonado que ni siquiera sabe que existe. La abuela, cansada de la monotonía de su vida indigna, que no puede darse el "lujo" de vivir en un asilo donde la tomen en cuenta, donde pueda escribir sus memorias de su vida galante y liberal, sin que la critiquen o la interrumpan. En esa casa, según había notado Hércules, nunca faltaban el pan de la mañana, el silencio de la tarde y los reclamos existenciales de la noche. La abuela no había ido a las vacaciones, y aunque estaba sola, estaba feliz, escribiendo acerca de cómo se había divertido metiendo la mano en la entrepierna de los políticos de moda de la época. "No por el dinero o el poder, sino por el potencial", decía. Hércules había entrado varias veces antes a leer su obra, realmente le divertía, y se había propuesto mover sus influencias para hacerla famosa y reconocida ante los editores de las grandes casas, aunque sea ya muerta.
Los Echeverría habitan la tercera casa. Es, visualmente, la más costosa de todas, a pesar de ser la más pequeña. Un matrimonio categóricamente hipócrita, a diferencia de sus vecinos que, como se mencionó antes, se gritan sus verdades a media noche. Ella goza del falo seductor del musicólogo de tres calles atrás, en la Baudelaire. Él goza del falo amistoso de su amigo, aquél que conoció en sus monótonas clases de tenis. La hija quinceañera, que alguna vez fue darketa, se convirtió en emo a causa de la bendita moda que ataca a los adinerados de su edad. Al menos su cabello siempre estaba limpio, y eso siempre se lo agradecía Hércules cuando bebía una poca de su sangre, mezclada con dietilamida de ácido lisérgico.
La cuarta casa estaba notablemente descuidada. Estaba a cargo de una mujer excéntrica, de no más de treinta años. Hércules admiraba a esa mujer, y aunque le llamaban mucho la atención sus pupilas, siempre dilatadas, y su vestimenta, sobria sin llegar a ser recatada, nunca hasta esa noche de domingo se le había ocurrido investigar sobre ella. La casa, clásica colonial del siglo diecinueve, estaba siendo remodelada. Quizá la dama pasaba por una mala racha económica, a juzgar por la ausencia de jardineros y por los vitrales sucios. Pero siempre que se paraba ella enfrente del portón, dispuesta a entrar, se le quedaba viendo por unos instantes, sus pupilas se volvían a dilatar y caminaba con muchísimo gusto hacia la puerta de servicio, atravesando la cochera. Curiosamente, Hércules nunca había visto la puerta principal abierta.
Las doce. Era temprano. El vampiro decidió, de una vez por todas, vencer esa flojera e investigar si esa extraña mujer, o quien más viviera en esa casa de Bergerac, poseía recuerdos interesantes en sus sangre, aromas interesantes en su piel.
Uy esta buenisimo tu blog!
ResponderEliminarDe hecho asi era el mio, comenzo siendo una novela de vampiros, por eso los post estan divididos en capitulos, lamentablemente sucedio algo que me obligo a quitarla, mucho dolor por aquella mujer que pretendi amar y no me amo, asi que ahora solo subo pseudopoesia y relatos breves.
Si he de confesarlo me quede picadisima con tu shorthistory, asi que estare visitandote muy a menudo.
Gracias por pasarte por el blog, el tuyo es muy bueno tambien!
Besos descarnados.
Me ha gustado tu escrito
ResponderEliminarSaludos
Sincero