4 de septiembre de 2018

Convicción

Que poco saben los expertos. Escriben libros, dan cátedras, hacen conferencias. Que poco, que poco saben.

Te digo que el amor si es eterno.

Que saben ellos, que nunca se han desvelado vigilando los sueños de esa persona. Prediciendo su futuro, imaginando como es contigo, como es sin ti. Maquinando el pasado para que el presente cuadre. Imaginando la tragedia y la heroica solución. Donde por supuesto tu estas presente. Diseñando el legado, dándole nombre y hasta color de piel. Que saben ellos si nunca han soñado, y cuando han soñado sus sueños de han ido al traste.

Pero te lo digo yo. Es eterno. La muerte no  hará mella. Ya me he encargado de eso.

Me olvidé de su nombre. De su rostro. De su aroma. Del tono de su voz cuando me contaba sus sueños. Del frío de sus manos cuando me tocaba el rostro, y el calor de su pecho cuando me abrazaba. Dicen mis amigos que ya no la amo. Esas son mentiras.

El amor es eterno, te insisto y te espeto. Los expertos no saben ni un carajo sobre amar fantasmas.

Te amo, fantasma sin nombre, sin aliento y sin recuerdos. Te amo, donde quiera que estés. Espero reunirme contigo pronto, y ser juntos locura, entropía, pasión en algún trozo de memoria, un particularmente ordenado conjunto de electrones destinados a ser, a su vez, fantasmas de algo que tuvo significado.



Y a todo esto, ya en serio, ¿como se llamaba?