Despierta con hambre.
Pero es solo el principio.
Despierta sonriendo,
sin saber lo cruel de su sacrificio.
El hambre se engendra
en el cuerpo adolorido.
El hambre vive, espera
el comienzo de su ciclo.
Ralentizada,
crece acurrucandose en su nido.
Algo mareada
por suaves destellos de vicio.
Ojos alertas:
el ave carroñera del suplicio.
Indenigrable,
pues es su mismo cadaver podrido.
Indetestable,
pues es la fuente del deseo perdido.
Sodomizable,
gustosa, facil de digerir.
Adorable,
dominante, imposible de hacer sufrir.
Asquerosa,
melosa, en alcohol se ha de sumergir.
Reseca,
amarga, con la conciencia discutir.
Soberana
desgraciada, del estómago se alimenta.
Infeliz
mundana, con el cuerpo de cabeza.
Al hambre le teme,
dimite de su fiereza,
empero, de su enervancia
consigue su entereza...
Temer al hambre lo es todo.
Vencerla es solo el comienzo.
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