Un testigo de Jeova
tocó ayer a mi puerta.
ingenuamente deseaba
que mi nula fé convierta.
Él espera que yo crea
en la verdad de un Señor,
que a todo mundo quiere
y le toca el corazón.
¿Cómo puedo confiar
en un sadomasoquista
que pide que le laudemos
como ovejas, de rodillas?
Se ha burlado de mí
y de mis necesidades.
sólo escuchas sus burlas
cuando envía tempestades.
Su amor es sustancial
en tanto que no se conozca,
su elíxir sanguinal
sólo inflinge hipocondria.
Sólo el odio es la verdad,
sólo él es tan sincero.
El no busca maniatar
el desvío placentero.
Solo el dolor real
puede curar las heridas
del fruto mentiroso,
que en la lengua no cicatriza.
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