Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
29 de febrero de 2008
Pecado II
No por sucio cristianismo.
No por mi alma cansada
O tu imagen de artificio.
Hoy te niego, mal sin carne.
No por falta de apetito.
Te niego por no aliviar
Este maldito frío.
Ya no siento, mi Pecado,
Esa mirada tuya
Llena de lujuria y sangre
Que alimenta mi amargura.
Te desmiento, mal sagrado,
De ser mi causa motora,
Porque no siento la fuerza
De tu mano avasalladora.
Hoy te niego, sangre necrosa
Porque no me sabe tu fluído.
Para mí, tus crueles motivos
Acumulan desperdicio.
Me retiro, ser luminoso
Al mundo que me negaste:
Donde la oscuridad sí acomoda
Y no me ciega el contraste…
Te desdeño, causa prima,
Antes de que me arrepienta.
Aunque sabes que volveré,
¡Sé que ya te diste cuenta!
Pecado I
De las almas malditas.
Pecado, recurso renovable,
Malusada fuente de energía.
Pero tú, desgraciado
Predicado nominal:
¿Que nunca sucumbes
Ante tu propia inmoral?
¿Es posible que, Pecado,
Puedas autoejecutarte?
¿nunca antes tu albedrío
Viste por ti menguarse?
¿Nunca has sentido deseo
De abandonar la vida?
¿Nunca te has sentido impuro
O de escasa valía?
Maldita sea tu suerte
Por el hecho de ser inmortal,
Nunca dejaras de comerte
Con salsa de Sensualidad.
Nunca dejaras de comerme
Sazonado en jugo sanguinal.
¿Como puedo dejar de lado
Esa magnifica cocina?
¿Cómo puedo dejar de comer,
Como, si es mi rutina?
Gran Pecado caníbal,
Dame un poco de tu muslo.
Finalmente es lo que quieres:
Desaparecer del mundo.
El hombre te ha desterrado
Del mundo del buen juicio.
Serás por completo tangible.
No seras mas un vicio.
Y yo, que te he degustado
Lo suficiente para dormir
Te rendiré merecido culto
Hasta volver a tener hambre
Y volver a saciarme de ti.
25 de febrero de 2008
Salmonelosis...
Que eres una bacteria,
Dificil inocular…
Salmonella enterica.
Lo acabo de notar.
¡Maldita sea la hora
Que tus preciosos labios
Decidieron mi muerte,
Pagando la vida a plazos!
Y no puedo morir,
Salmonella enterica,
Y empiezo a sentir
Esa fragancia bélica…
¿Te propones matarme?
¿o sólo utilizarme
para alimentar tu carne?
¿Y como gozarás
De mi podrido cuerpo
Si ni quejarme puedo
A causa de la fiebre?
¿Y cómo romperás
La cuerda de mi vida
Si la has tragado toda
Y no te es suficiente?
Condeno tu destino,
Salmonella enterica.
Me he de suicidar
Con ciprofloxacino.
23 de febrero de 2008
Perla
Aroma de regaño,
aroma estóicamente inspirador de miedo.
Aún te temo.
No me canso de escuchar esa voz erótica,
tan entonada con la fragancia
de esa atmósfera
a la que tanto aspiro.
No me angustia mas
el no poderte sacar de mis sueños.
eres una característica necesaria en ellos.
A estas alturas
me provocas las mismas fantasías
que siempre he negado.
Esta vez, más naturales,
mas pasionales,
mas temblorosas,
mas tétricas.
La diferencia, Luna amada,
es que el encanto se aleja,
Las letras se pudren,
las vidas se acortan,
el deseo se extingue...
Todo para dar paso
a algo más visceral,
más auténtico.
Y lo único que quiero de tí
es que me acompañes
a mi lecho de muerte.
¡Si he de morir
moriré de noche!
21 de febrero de 2008
Siendo sinceros
Esas gafas no pueden ocultar lo que yo no puedo ocultar: Me encantas... pero ya te diste cuenta.
No creas que es muy cómodo para mí: Estoy hirviendo en una olla de lujuria, sazonado con tu aroma. Transpirando, delatandome cada vez más, sintiendo cómo el peso de un castigo tortura mi cabeza, cómo el sonido de tu respiración entrecorta la mía.
Yo no debería confesartelo: no yo, el actor, el falso, el indiferente. Esto sólo demuestra que, mas allá del deseo, mas allá de la sed de tu escencia, más allá del hipnotismo de tu mirada escondida, no me eres indiferente.
He abandonado toda práctica de razonamiento frío, el que mejor practico, por una necesidad.
Y ahora me consumes, cada vez más. Aunque sea yo quien debería consumirte.
Rojo discreto
bordaron para tí
aquel bello abrigo de sangre.
Miles de almas de condenados
tiñeron para tí
el manto sacro donde postrarte.
Tú, perla sucia,
mueres por fin
aunque sea por un finito instante:
¡nunca pagarás tu deuda
con quien se ofrece a alimentarte!
No llores mas,
te mataré.
Jamás nadie podrá saciarte.
Dejarás esa molesta luz
y en el abismo podré saborearte.
Te extinguiré, en silencio
para oir tus huesos perforarte.
No morirás, suplicarás
por el don que gozaré negarte.
19 de febrero de 2008
Olor a muerto
No es que no me haya dado cuenta.
Es que me da nuevos aires
esta fragancia tan intensa.
Admirado. Abucheado.
Pero nunca ignorado.
La gente me voltea a ver
para liberarla de sus pecados.
Es gratísimo ver
cómo enormes diligencias
acompañan mi carroza
al camino del desdén.
Los futuros grandes médicos
con mi cuerpo dan abasto:
necrofilia, rebanadas
y mis orejas de ornato.
Nunca antes (en mi vida)
había tantas flores conmigo.
Olerán tan feo como yo,
pero morirán con estilo.
Guardaré sus plegarias
en el hueco de mi cráneo.
Y su eco regresará
a declararles malsanos.
Te seguiré recordando
con el paso de los siglos.
Algún día te haré pagar:
preferirás el día del Juicio.
Huelo a muerte. Lo sé.
No creas que no lo tengo en cuenta.
Desde aquí te puedo insultar
aunque te ahogues en absenta.
Solo la verdad...
tocó ayer a mi puerta.
ingenuamente deseaba
que mi nula fé convierta.
Él espera que yo crea
en la verdad de un Señor,
que a todo mundo quiere
y le toca el corazón.
¿Cómo puedo confiar
en un sadomasoquista
que pide que le laudemos
como ovejas, de rodillas?
Se ha burlado de mí
y de mis necesidades.
sólo escuchas sus burlas
cuando envía tempestades.
Su amor es sustancial
en tanto que no se conozca,
su elíxir sanguinal
sólo inflinge hipocondria.
Sólo el odio es la verdad,
sólo él es tan sincero.
El no busca maniatar
el desvío placentero.
Solo el dolor real
puede curar las heridas
del fruto mentiroso,
que en la lengua no cicatriza.
17 de febrero de 2008
Conciencia contra Razón
José era un hombre mediano
Como tantos que hay en el infierno.
Pero José era demasiado ingenuo:
A su Conciencia le estaba mintiendo.
José era muy desdichado.
aunque aún conocía el amor.
Pero a espaldas de Conciencia
Disfrutaba del vulgar dolor.
Razón tenía bella apariencia,
Sus labios negros eran fría pasión.
Su mirada horriblemente densa
Aunque placentera era la emoción.
Razón tiene el perfecto defecto:
Quien seducirla consiguiere
Y robarle el anhelado beso
Debe elegir: esclavitud o muerte.
José no tardó en ceder,
Y logró aquel acto deshonroso:
Conciencia se enteró al instante…
Conciencia estaba malherida.
Decidió quitarse la vida.
Pero mientras José viviera
Descansar nunca podría.
Decidió lejos esconderse
En el gran bosque de la amargura:
Lleno de cadáveres hermosos
De seres con mala fortuna.
Todo el odio que sintió
Algún día sería consumado.
Podrá castigar al traidor
El día del jucio de pecados.
José estaba enamorado.
Pero un error había cometido:
No por herir a Conciencia,
Ni por su mal raciocinio.
Razón lo había esclavizado,
Razón lo hizo insignificante.
Razón lo hizo alguien asqueroso…
Razón se ocultó a si misma
Tomando el lugar de su amada.
Pero no podía tomar sentimientos
Si el ya no pensaba en nada.
José era totalmente
Un fétido ser mecánico
Que emanaba horribles desechos
Mezclados con hierba y tabaco.
Razón no pudo con José.
Razón decidió alejarse.
Aunque José no estaba solo:
Locura aún quería quedarse.
José y Locura se divirtieron
Como jamás lo hicieron nunca.
Locura era tan versátil
Y José apartaba su amargura.
Conciencia debía ahora actuar:
Su bosque estaba cayendo,
Su bosque tan preciado
Que durante años le brindó techo.
Conciencia salió a la luz
A ver que es lo que pasaba.
Vio a José con su vieja amiga,
La que ella tanto adoraba.
Una vez más traicionada,
Conciencia se sintió miserable.
Pero era tiempo de matar
Y recuperar lo rescatable.
Conciencia atacó a Locura
Y la mató por la espalda.
José estaba devastado.
José por dentro se quemaba.
Conciencia mató a aquel ser
que sólo a José supo amarlo.
Y quiso tomar venganza:
No quería a Conciencia a su lado.
José se auto acribilló
Con un triste cuchillo en mano.
Conciencia quedó hecha trizas.
Ambos murieron desangrados.
¡Que no se entere jamás el hombre
Ni mucho menos con estas líneas
De lo que es capaz la Razón
Si cedemos a sus cuestas!
La razón es la causa del mal,
Aún siendo un mal necesario.
Es imposible no ceder
A quedar de ella enamorado.
La soberbia es su prima causa.
La belleza es su gran medio.
Es el único invento humano
Que no irá nunca al cementerio.
Su cadáver no será hermoso
Ni su fruto perecedero.
15 de febrero de 2008
Invitacion Formal
Invitación formal
Yo te invito, princesa del bien
A caer ante bajos placeres:
Aquellos que tanto te niegas,
Yo haré que reconsideres.
Yo te invito, princesa rectísima
A que abstraigas tus sentidos.
Crearemos un arte inmortal.
Será interesante autoconfundirnos.
Yo te invito, princesa decente
A que practiques mi herejía.
A que tomes de mi mesa
La fruta de la endorfina.
Yo te invito, princesa callada
A que grites cuanto me odias
Por arrastrarme a mis confines,
Por disfrutar de tu custodia.
Yo te invito, princesa discreta
A que te quites la ropa.
Sin miedo: quiero contemplarte
Antes que llegue la hora.
Yo te invito, princesa incrédula
A que bebas de mi sangre.
Encontrarás delicioso
Este vino tan estimulante.
Yo te invito, princesa moral
A que perfores tu vientre
Con esta daga, la daga mortal
de mi amor, eternamente.
Yo te invito, princesa atenta,
A que cierres tus bellos ojos.
Te haré disfrutar por siempre:
Bébeme. Bébeme hasta el fondo.
A.H.