Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
14 de octubre de 2012
Acribilla
Que el sol siga cayendo, periódicamente
cayendo en lenta agonía tras las montañas,
que siga iluminando tu piel de desdicha,
y que tu alma, enajenada, siga en sigilo.
Que mil balas penetren esa piel de locura y miel,
que desgarren esa carne que alguna vez mía fue,
que resten poco a poco su valor,
pues solo tu cuerpo puede nublarme de este rencor,
y tu alma ya no es aquello que siempre quise tener...
* en nombre de un amigo
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