Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
11 de diciembre de 2010
A last word
Soy el nombre de esa persona a quien quisiste en tus tiempos pasados.
Soy el malnacido que destrozó tu vida y tu orgullo con tal de quedarse con aquello que cultivaste... y después lo botó a la basura, donde pertenece.
Soy esa sonrisa que negaste a tu pasado, y esa que hubieras querido en tu futuro.
Soy el rostro de ese sujeto desconocido al cual siempre quisiste asesinar,
la silueta de esa seductora persona a la cual siempre quisiste fornicar,
el rostro de ese miembro de élite al que siempre quisiste ignorar.
Soy palabra de amor, insulto pasajero, maldición indeleble.
En mí no existen pesadillas, pues soy pesadilla en mí mismo.
Soy reclamo de vida, lamento acechando tu agonizante conciencia,
llamado a la Muerte, la única ley en este mundo que miente.
Soy los veintiún gramos que exhalas antes de morir...
el título de un poema sin sentido, que quizá acabas de leer.
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