7 de septiembre de 2008

Maquillista (parte I)

El mundo es de los artistas y los activistas.

Para Delicia, su trabajo no era tan denigrante como lo suele ser para la mayoria de las personas que se desenvuelven en actividades afines. Todo lo contrario, era para ella un honor formar parte de la belleza que compone a este mundo, aunque estuviere en descomposición.

Era capaz de atender a sus clientes de la manera más cálida, por muy fríos que éstos fueran. Acomodaba al sujeto en cuestión en un reclinable muy cómodo, abría su estuche de sustancias, polvos, esponjas y aplicadores de todos los colores y dimensiones imaginables, un maletín metálico profesional, y con todas las precauciones debidas, se ponía sus guantes esterilizados y su tapabocas, y comenzaba su ardua pero bien pagada tarea.

¿Cejas quemadas? No hay problema, un delineador suficientemente oscuro soluciona el problema. ¿Hematomas? ¡Claro que sì! con un toque de verde. Debilidad, desnutrición, putrefaccion del alma o del cuerpo? Por supuesto que tiene soluciòn, un polvo suficientemente rosado para dar ese brìo que el cliente quizá nunca tuvo... en vida.

Delicia estaba acostumbrada a no recibir ese gesto amable de sus cadàveres cuando terminaba su trabajo. Después de todo, no era mucho con lo que le podían pagar: ellos no eran quienes pagaban su sueldo. Era, pues, rara la ocasión en que una hermosa dama de cuarenta le resolviera una sonrisa por ocultar los rastros de la golpiza de su exmarido, o que una vìctima de càncer terminal le mostrara su alivio al no tener que mostrarles la cara de sufrimiento a su familia, esa cara con la que hubieron de lidiar a lo largo de toda su enfermedad.

Como muchos otros maquillistas modernos y algún enfermo mental, la dulce Delicia tomaba fotografías de sus trabajos. Algo mal visto por su supervisor, pero sin duda, para un artista, es una motivación constante para dar lo mejor de sí, para superar los trabajos anteriores y, pues, para elevar su ego.

La maquillista no era para nada objeto de burlas, no era la niña freak ni la fea de la escuela. Nunca tuvo problemas de maltrato por parte de sus compañeritos o de sus profesores. Sus calificaciones no dejaban nada a desear. Sin embargo, sentía que toda esa "belleza celestial" que desbordaba su mundo no le quedaba, sabía que todos los colores que chocaban contra sus córneas eran la hipocresía materializada. Ella, entendida desde muy pequeña en temas de política, filosofía y economía de manera autodidacta, sabía que el sistema no la beneficiaba. Pero, siendo relativamente tan pequeña, también sabía que el sistema tampoco la perjudicaba, y eso la hacía verse en un sendero, entre la locura y la muerte, la dualidad oculta para el humano estándar.

Sus córneas, citadas antes, la fastidiaban. Sus sentidos estaban empalagados de esa cosa que tanto odiaba a partir de que vió La Naranja Mecánica. Película insulsa, brutalmente asqueada, y sin embargo, llena de honestidad.

Delicia amaba a los muertos. Según ella, son de los pocos seres que no son hipócritas, ellos eran menos hipócritas que incluso ella misma, mostraban su verdadero ser por medio de lo arrugado y atrofiado de sus rostros, y sentía que su trabajo realmente tenía valor sólo cuando lo único que tenía que hacer era agregar un poco de color, rellenar el orbital de un ojo o reparar una oreja roída.

Naturalmente, estudiaba medicina para convertirse en cirujana plástica. Fuera de los olores fétidos, sentía que su deber social era "hermosear" a detalle cada ser honesto del mundo, resaltar su verdadero ser sólo por protocolo, por cortesía, ya que un humano normal nunca vería la honestidad de una persona si tuviera el cráneo fragmentado. Sabía de la ironía de su labor, de ocultar verdad tras más verdad por medio de plastas incorruptibles de Revlon o MaxFactor, pero eso le importaba realmente poco.

4 comentarios:

  1. Necesario el maquillaje, la realidad hace cerrar los ojos.


    Excelente y clara narración.

    Te felicito !!!!

    Un abrazo

    María

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  2. estoy siguien vuestras entradas y me agrada leerlas, todavia hay algo interesante en los blogs jeje

    Saludos

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  3. Vendré con calma hoy voy de prisa solo te dejo mi saludo...
    Besos

    Marisel

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  4. Me ha gustado este post.
    Muy bien narrado.
    Y con mucha sensibilidad.

    Me ha impactado la foto.
    que estes bien.
    abrazos.

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