Y el odio se va
para dar paso
a una incesante melancolia.
Y el hielo se funde
para albergar
el vapor de tus melodías.
Y las maldiciones,
impotentes,
se enamoran del olvido.
Y las mentiras,
ya sin causa,
se rezagan con un buen vino.
Y mi mirada,
bella luna,
no deja de estar imantada
a tus cadentes curvas,
a tu dañina utopía.
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Sea usted libre de escribir lo que quiera en este espacio. No busco que mis lineas le gusten, sino que remuevan sus sensaciones...