Infinitesimal

Placas, columnas y agujas. 

Todas ellas, hermosas figuras, listas para unirse en el éter.

¿Te has preguntado alguna vez, no el cómo, sino el porqué se forman los copos de nieve? ¿Porque existen tan vasto número de formas mágicas? ¿Porqué las moléculas, ángulos de 105 grados, se alinean de forma tan perfecta? ¿Porqué la dualidad del triángulo, antinatura, se convierte en una premisa verdadera, perceptible en los seis ejes de simetría que suelen tener los copos de nieve?

Hurgando un poco en la historia del átomo, tenemos que Schrödinger minimizó el origen de las cosas a unas funciones de onda. ¿En qué mundo cabe que el universo entero pueda describirse como una función de ideas tan abstractas como tiempo y espacio, reducidas a una hoja de papel o un comando de consola de cómputo?

En un mundo infinito, por supuesto.

Los átomos se descomponen en electrones, protones, neutrones, muones, neutrinos, leptones, quarks... ¿Y que sigue?

Sigue la única aproximación que le podrá simular, pero nunca igualar. Los fractales. Como el copo de nieve.

La materia está limitada. Pero se niega a ser una percepción humana con límites. Los copos de nieve tienen límites. La energía que los genera tiene límites. El recipiente que los contiene es un relativo agujero negro. Pero hasta los agujeros negros tienen límites.

Las matemáticas, no.

El hombre, tampoco. 

Mueran y vivan caminando las orillas de su copo de nieve favorito. Hay mucho que hacer. La Muerte nos llevará de la mano cuando no podamos seguir. Pero no desistan.