7 de abril de 2009

Afrodisias (Parte III)

gothico =)

 

Circe, quien no terminaba de acostumbrarse al lugar ni de reconocer la figura que tenía ante sí, asintió con la cabeza de una manera muy tosca y nerviosa.

- Se que vas a ser la nueva reina de las reuniones orgiásticas y de las decisiones del pseudogobierno griego allá en la tierra de Platón – Dijo de manera inquisidora -. Así que debes saber unas cuantas cosas antes de salir a gobernar el mundo real. No fuiste expuesta antes para que no fueras conocida. Pero ahora que eres madura y estás por cumplir tu destino, tu belleza guardada irradiará tanta luz que todo mundo te reconocerá con solo verte a los ojos, y les inspirarás paz, pero tu rostro no será recordado cuando mueras. Así tu sucesora conservará tu vitalidad, y el personaje de Persefonia. Tu lema será “El placer a costa de la muerte”, y deberás vigilar que esto sea así.

Persefonia no entendía que era la nueva voz del inframundo (una voz muy hedonista, por cierto). Así que Astaroth continuó:

- Debes dominar tu tierra con un concepto muy preciso en la mente: Este mundo en el que te encuentras ahora, que es tu tierra natal, se rige por cuatro partes principales, que responden a las cuatro preguntas principales de la existencia del ser. La materia, que responde al qué. La ciencia, que responde al cómo. El tiempo, por supuesto, responde al cuando. Y el arte, que responde al porqué. Si eres capaz de responder a estas preguntas en todo momento en que se te formulen, tu autoridad será permanente, invulnerable.

Por unos instantes, la ahora Persefonia intentó contestar a las preguntas elementales. Astaroth se dio cuenta, y la interrumpió:

- Ya tendrás tiempo de hacerlo cuando regreses a tu mundo. – Se acercó, y tendió su mano hacia la joven – Toma mi mano, y te llevaré a dar un paseo eterno, antes que regreses a la temporalidad terrenal. – Ella obedeció.

La bestia jaló su brazo hacia arriba, de tal modo que su feroz hocico alcanzó el vientre de la dama, y sin siquiera bufar de exhaltación, trozóla de un mordisco. Una vez que sus entrañas estuvieron expuestas, Astaroth disminuyó su tamaño, y mientras mágicamente cerraban de nuevo las heridas de la joven, él se introdujo en ellas. Para cuando Persefonia se hubo de recuperar, Astaroth se había diluído en su sangre. Una burda pesadez cerró sus ojos y tumbó sus piernas, y cayó en un profundo sueño, tan sólo turbado por el dolor minúsculo de la caída.

En su sueño vió formas y colores que nunca había visto antes. Pudo, de hecho, volar entre ellas, admirando cómo todo el mundo se distorsionaba con unos simples ángulos de diferencia. Apareció un suelo negro, y ella se puso en pié sobre él. Luego voló sobre su cénit, y los colores y las sombras se volvían exactamente sus negativos y luces, todo lo contrario a lo que se puede ver con los pies en tierra, “incluso en el mundo irreal”, pensó para sí.

De nuevo cayó y azotó en el suelo salvajemente. Esta vez no tuvo tiempo de sentir el dolor, porque ya estaba de vuelta en el mundo real, envuelta en la humedad de la belladona mezclada con ella misma, encadenada, manoseada, masturbada brutalmente por esas doncellas que ya no tenían el mismo angelical rostro que cuando las conoció.

Entonces lo entendió.

Ella no podía gobernar al mundo con una filosofía hedonista si veía entre ella bondad y paz. Estos conceptos sencillamente van en contra del hedonismo. No se trata de luchar para ganar, sino lo contrario. No se trata de matar, sino de quitar la vida a quien lo desea, a quien considere que ha vivido suficiente. No se trata de la guerra, sino del porqué de la guerra. No se trata de hacer el bien a los demás, sino de procurar a los demás a través de uno mismo. No se trata de castigar el mal, sino de castigar la falta de raciocinio. Sólo entonces se puede gobernar con el poderoso brazo del placer.

Y esto no lo hubiera podido lograr viendo lo hermoso del mundo.

Cuando salió de la cueva, el sol calentaba su piel con coraje. La multitud al pie del monte la observaba con alegría. Ella no veía mas que corrupción y ultraje humano.

Pero todo cambió cuando levantó su mano derecha y todos callaron. Vio gente que gozaba del placer, pero no entendía porqué.

El acto de Persefonia había comenzado.

 

Imagen encontrada en ImagenesGoticas

2 comentarios:

  1. fue una buena manera de proseguir con la primera parte

    aunq siento q en las partes 2 y 3 hay mayor intromisión del narrador, y eso me hizo ruido..

    muy interesante la temática

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  2. es muy interesante como plasmas la historia en simples palabras que te transportan, me gusto

    saludos

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