24 de enero de 2020

Capa

Era su oscuridad, la que tanto me había apasionado.
Un enorme telar de realidades, de posibilidades.
Volaba, pues, en su dirección. Volaba, o más bien,
era un magnetismo irrversible, el que me llevaba allí.
Y conforme me acero, me doy cuenta que puedo
al fin, tomar la tela entre las manos,
acariciarla, deleitarme en ella, cubrir mis quemaduras,
aplacar algo de ese dolor, con algo de esa frialdad.
Tan sólo para darme cuenta, al empezar a jalar hacia mí,
ese equisito manto, con olor a suavidad,
que todo en él se rompe, se desmorona tan sólo al tacto,
y mientras más intento recuperar, salvar tan sólo un trozo,
más se desmorona, y se pierde en la nada,
dejando descubierta la luz que había detrás, tan impetuosa,
tan ardiente, y tan lejana.
De nuevo estoy expuesto. Todo se ha desmoronado,
todo aquello en lo que creí que había encontrado algo de gracia.
Sólo queda luz, la terrible luz, que me quema desde adentro.
Solo quería, por un momento más largo, no sentirme tan desnudo.

Sexta dimensión

Fuí a visitarte, hace un par de noches.
No me dejaste pasar, ¿recuerdas?
Aún no recogías tu cuarto. Seguías... despierta.
Pero sabes que me gusta esperar. Eso hice.
La puerta se abrió, y entré a tu mente.
No quise merodear más allá de la curiosidad perceptiva.
Sólo asegurarme que sonrieras un poco.
Entiendo al fin porqué vienes tan seguido,
el porqué de tu esfuerzo en no entrar aquí,
como si supieras que una vez dentro, cada vez,
será más difícil querer salir.
He visto algo en tus sueños, y admito
que del todo no los entiendo.
Pero admito también, que son adictivos,
apasionantes, cálidos e intrincados,
como si fueran, y quizá, hechos de estambre.
Yo tampoco me querría ir jamás.

2 de enero de 2020


no es sutil, lo sabes
tejer tus dedos en lo desconocido
mientras la zarza te punza, o te catapulta,
con su veneno, a las estrellas negras
donde solo siendo ciego se puede ver

no es sutil el sopor, ironicamente,
tan vivaz, de desear
aquello que no conoces en absoluto,
y que esos instantes de exploracion
se vuelvan eras completas
que la carne en el pecho se gaste
y el reloj apenas si avance

no es sutil, en absoluto,
perderse en tu aroma y tu lengua,
rehusarse a ceder, erroneamente,
y desearlo encarecidamente
no es humano, ni de este caos,
que la sangre fluya e irradie vida
en cada rama de esta estancia mortal,
mientras que el origen, ya en el ocaso,
exhale tu nombre tres veces mas