Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
18 de junio de 2016
Honra
Déjame todas esas esperanzas que te tiraron al suelo, para quizás tomar una, hacerla mía y vestir su estandarte. Déjame una, para no andar desnudo en el sendero del desencanto.
Deja que todas esas lágrimas regresen al ciclo de la vida, para capturar unas tantas, y ponerlas en mis ojos. Porque ya no me queda una sola. Porque cualquiera diría que ella se las llevó todas. Pero lo cierto es que ya me estaba secando hace mucho.
Déjame todas esas cartas suicidas, firmadas con tu nombre y con tus besos. Promesas incumplidas. Para quizá honrar una. Para quizá escenificar una. Hacerla mía.
Dame un poco de dolor. De pasión. De placer. De amor. Dame algo que sentir, lo que sea, que me haga humano, que me haga ser. Alguna vez fui tan humano, fui poesía y fuí miel, fui ardor y furia también. Hoy apenas veo sobre el humo, y no tengo mas que desdén.
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