Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
25 de noviembre de 2013
Salud
Brindemos, la Luna, tu y yo.
Por el éxtasis de este whiskey.
Por las mangas de nuestros abrigos que cubren más que nuestras muñecas.
Por la noche exquisita.
Por el fulgor de tus ojos, que deslumbran los míos.
Brindemos, nosotros y el firmamento,
que nos ha permitido estar juntos hoy.
Por el delicioso calor tuyo en mi pecho.
Porque escuchas latir mi corazón.
Porque puedo respirarte y empalagarme
de dulzura maquiavélica, impetuosa y mordaz.
Brindemos, pues mi vida se extinguirá pronto.
No preguntes, es obvio, tu hambre es la culpable.
Brindemos por tu saliva recorriendo mi garganta,
por los besos que te robo, por tu mirada punzante,
tan punzante que es bello sentir su yugo en el alma.
Brindemos por la entrega, yo la otorgo y tu devoras.
Por este mal trueque, este juego de poderes,
donde yo tomo tu piel, tu aroma y tu encanto
y tu tomas mi energía, mi corazón y mi aliento,
hasta el último de ellos, hasta el vacío por completo.
Brindemos, porque de mí mismo ya no soy dueño.
Incluso aunque me negara, ahora te pertenezco.
Brindemos por el amor, insensato y egoísta,
que a pesar de todo, en nuestros vacilantes rostros,
tiene dibujada una implacable, implacable sonrisa...
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Brindemos, porque de mí mismo ya no soy dueño.
ResponderEliminarBrindemos por el amor, insensato y egoísta,
vale la pena brindar por eso....
hermoso.