Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
12 de noviembre de 2013
Light my fire
Cuando las caricias dejaron de ser un simple juego
y se convirtieron en un lenguaje,
cuando mi sangre, magnetizada, desplegaba mis dedos
en un afán impetuoso de tocarte,
la cálida luz que anuncia el día tan sólo expiraba...
el ocaso me convirtió en tu predador.
Explotaré tu pecho al habitar en él,
llenándolo, invadiéndolo todo, como veneno,
arderán tus venas al estar tan cerca,
transpirarás te quieros en una larga tormenta.
Evaporarte, menester combustible,
evaporarte, pues soy fuego sin sueño.
Y tú, tan irresistiblemente viva,
no me extrañaría si en tu encanto me vuelvo eterno.
Tu cuerpo, siéntelo, ya es una humareda,
el ingrediente infaltable de este ritual blasfemo.
Es el amor, amor, tan controvertido,
que ejercerlo es delito, y el no hacerlo, un martirio.
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