7 de julio de 2013

Te conozco




El agua es ácida al contacto con los ojos.
Agradezco al cielo que llore por mí.
Pecho de talco, no de piedra, se desquebraja muy despacio
al soplo del efecto mariposa de tus pestañas. 
Deseo, deseo, deseo morir. 

Manjares en el frente mío, me seducen sin tregua.
Es el vino y es el sexo quienes recurren a mí. 
No es que sea un insensible, es que no bastan
ni siquiera en una dosis de exceso y frenesí.
Deseo, deseo, deseo morir. 

Alguna vez vi su cara, si es que consta de alguna.
No es tan dulce, ni tan dura, tan sólo ávida de ser. 
En sus brazos ya he estado y no le tengo más miedo,
y este egoísmo absurdo desea que esté junto a mí.
Deseo, deseo, deseo morir. 

Llueve a pipas en estas tierras, tan sedientas de vigor.
Las cosechas suplicaban y su voz se escuchó. 
Luchando tanto por la vida, y yo contemplando en desdén, 
pues su alterego es mi anhelo, y si no está, les he de mentir,
pues hoy deseo, la deseo, deseo morir. 


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