Maquina ardiente, clava sus garras,
mis carnes supuran hedor de caos,
vacio mesurable, habita en mi boca,
difuminando mi grito de ardor,
seiscientos clavos violan mis ojos,
en mis córneas tatuando el terror,
la indeleble agonía de la vida,
el canto del arlequín traidor...
¡Muerte que vacila, no me tomes,
debo seguir sintiendo!
¡mi sangre al cielo debe subir,
evaporada desde el infierno!
Soledad inocua, dulce arpía,
no ocultes tu fiel compañía,
eres fría, eres penetrable,
y cuestiono tu existencia,
sesenta espadas sostienen mi mano,
impidiendo el acto suicida,
¡quema más el amor egoísta
que la nobleza homicida!
¡Muerte que vacila, no me tomes,
debo seguir sintiendo!
¡mi sangre al cielo debe subir,
evaporada desde el infierno!
Toma mi ser, canto del abismo,
notas de azufre trazando el paraíso,
Mi cuerpo es rojo, mi ser ignoto
mi indecencia supera el cruel reto,
seis cuchilladas en tu vientre sediento,
tu garganta es un gramófono excelso,
¡no cederé al hilarante exterminio,
soy el Eterno en el eterno exilio!
¡Muerte inocua, toma mi brazo!
¡Bailemos juntos el vals perfecto!
¡Bebe mi cáliz, devora mi cuerpo,
reclamo el trono que alberga tu seno!
Como contradecir al übermensh de Nietzsche o al übermensh que le inventó Elizabeth Nietzsche a los nazis?
ResponderEliminarNo entendí eso de contradictoria melancolía en mi escritos.
Y por último me gusta ese erotismo cruel de este poema.
Gracias por leerme.
Cuidese.
Gracias por tu comentario. Siempre es grato leerlos.
ResponderEliminarVi que en tu otro blog subes videos, yo tengo varios subtitulados en youtube no sé si lo has visto. Y si quisieras usar alguno de ellos que te interese sientete libre de usarlo.
Saludos.