Entré a tu aposento sin saber
si hoy me recibirías,
tu piel me invita a quedarme,
y tu silencio me excita
Desde tus pies mis labios viajan
hacia la honda penumbra,
no te muevas, solo siente
la noche también desnuda
Ven, odiemos al día juntos,
que nos veta de querernos,
solo somos dos espíritus
bailando en el cementerio
Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
25 de octubre de 2021
Amor zombie
Naufraguemos
La oleada paró, la última brisa se detuvo ante mis pies.
Pero yo no estaba en pie. Yacía, boca abajo, besando sin querer
el suelo del que tanto quería ascender.
El sopor es tan abrumador que tiene peso en sí mismo,
y sustancia, y forma, la forma del mismo mundo
desde el que tanto quería ...
Es todo tan lleno de nada, tan asfixiante vacío,
que ya no espero un lugar, sino un tiempo,
el tiempo de la tormenta, la más grande, la más devastadora,
la tormenta que le de movimiento a este sopor,
pues no es lo omnipresente lo que me aniquila,
sino tan sólo la quietud, la inevitable quietud,
la que sobrepasa toda fuerza que me queda,
la que tensa los músculos, y espera paciente
a que me libere, me convierta en un suspiro,
y como un suspiro, me desvanezca y forme parte de nada.
Hay tanta paz en esta profundidad,
tiene forma del descanso que tanto esperaba.
Pero no sé en realidad de qué quiero descansar.
Por primera vez en mucho tiempo
tengo una idea en el consciente
que sólo mi subconsciente conocía.
Por primera vez en mucho tiempo
sé que no quiero morir aún.
Y cuando la tormenta se huela,
con toda su amenaza derramada en los corazones,
mis fuerzas volverán, pues soy un ser de caos.