Eres un gusto costoso, audaz cosmonauta,
que cada que nuestras miradas cruzan, te llevas, sin permiso,
borbotones de mi alma líquida,
y rellenas, como compensando, como aliviando, sin querer lograrlo,
con sueños y perfumes de una melena de huracán.
No culpes mis inhumanas intenciones de abrazar tu locura,
de acariciar tus ausencias que poseen mi corazón.
que de todos modos, cuando vuelvas, si vuelves, arrasarás,
arrebatarás, y en tus manos lo tendrás todo, lo que no te dí,
lo que te deseo negar, si lo hay,
y lo que te quiero dar, exponenciado.
Son noches enteras de mi sueño, sonrisas hilarantes,
y estruendosos gustos privados, que no eran para tí,
y tienes en tu haber. Pequeños detalles que construyen
mucho de mí.
Pero no soy más mío, aunque te lo arranque de los sueños,
aunque quisiera hacerlo.
Susurros nocturnos me dicen, con voz helada, en cada visita,
que mi alma da para eso y mucho más, sea bueno y sea malo,
en tanto los menesteres buenos sean partícipes de tí.
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