Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
11 de mayo de 2017
Existes
Fuego en el vacío.
No hay alegorías. No hay leyes físicas
que lo moldeen. Sólo está ahí.
Fuego en el vacío.
Está vivo, pero se alimenta
de la nada. Se alimenta
de lo que no importa, de lo que no le importa.
Si lo sientes, cocinándote las venas,
eres vano, eres polvo.
Si lo ignoras, eres parte de la flama. Eres nada.
Es la moneda, ha elegido, antes siquiera
del salto, del cambio brusco. Suerte echada.
Eres polvo, o eres nada.
Si te quema, si te duele, si quisieras
estar al otro lado de la balanza,
notas la trazada diferencia
de los cabos inevitables,
ser tan poco, consumible,
o no importarte, estar en el todo,
y ser la nada.
Ser o sentir.
Háblame, fuego,
y si me ignoras, seamos uno.
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