Hoy eres tan noche. Tan noche. Respiras frío, tu tacto es seco. Tan, tan noche. ¿Donde esta ese calor que me ilusiona, esas ganas de seguir respirando? esas ganas de seguir mirando... Donde, si tus ojos no son más ojos, sino huecos donde solía haber desencanto, ahora sólo son receptáculos de luz...
Eres tan noche, pecado sin furia. Mi cuerpo te extraña. Debo sentirte. Debo encontrar tu culpa, pues esa eres tú. Esta culpa, muy mía, me pertenece. Me perteneces. Lo se porque me haces falta. Así te siento. Eres noche, la mía noche. Sé mi noche, y sé cálida. Regresa, y congelame el alma. Quita el calor de mi ser, que el calor no se apaga, sólo se mueve, y deseo que sea tuyo. Ser de la noche.
Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
14 de mayo de 2013
Susurra
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