Muerto andante soy,
carente de toda humanidad.
Me aferro a algo que no me pertenece,
me extraña seguir pensando por voluntad propia.
De sombras y recuerdos me alimento,
ya que otras sangres no me han llenado.
Es absurdo sentir que comes, pero no te alimentas.
Y tú ahí, rondando diurna,
tan impetuosa tras el gran telón de tu fachada,
pretendes odiar lo que se mueve, pero en el fondo
te odias a ti misma con tanta convicción.
Muerto andante soy,
pues no te siento en vida.
Deseo que mi amada Muerte me tome ya,
pues amarte a tí y a la Muerte es felonía,
pues tu aliento me aferra a este plano
que tiene fecha de caducidad,
pues tú no sabes si beber de mi sangre
o tirarla gentilmente al mar,
mientras que ella beberá complacida,
beberá hasta el fondo sin parar.
Esta fría noche llena de romanticismo
me canta la impetuosa canción de los amantes.
Y es que su voz reconforta mi alma,
pero la tuya me embelesa más...