13 de julio de 2012

At the gates


Vivo al filo de la noche, cual todos los de mi especie.
No pretendo ser ambicioso con las vidas que consumo,
pues entiendo que ni mi misma existencia me pertenece.
Porque alguna vez fui presa, y sé lo que eso se siente.
Pero una sutil noche, luna de Mayo, tu ser aparece,
y antes de querer tomar tu energía, mis ojos se posan
en aquello que revelan los tuyos, incógnita,
que palpita, que se siente sobre mi pecho y mis pupilas,
y la sed se vuelve hambre con una sonrisa tuya...

... y me consume la incertidumbre
de no poder decidirme
entre el néctar de tu piel, o el de tus ojos, o el de tus venas.
Pues todos me embelesan, me cautivan, me alimentan,
aunque tomar de uno exhalte la vida,
y tomar del otro la extermine.
Pues 
Maldita sea la hora en que la humanidad fue concebida,
pues su menester es la vida, y el cómo gastarla.
Maldita sea la hora en que tú fuiste condenada a ella,
pues sería injusto arrastrarte conmigo en las tinieblas,
y tu magistral destino, con el tiempo, pereciera.
Quiero devorarte toda,
desde ese hermoso sentimiento, tan cálido y eterno,
hasta la última gota de tu efímera existencia.
Poseeer cada nota de tu música, la belleza
y ejecutar esta pieza cada noche de Luna,
que la Luna sea  testigo de cadencia tan hermosa.


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