A veces quisiera morder firmemente tu cuello
A veces quisiera decir que es menos que deseo
Quisiera juntar tus lágrimas y hacerles sepelio
Tragarme tu orgullo y morir bajo tus venenos
Dejar de aspirar cada aroma que contiene tu encanto
Dejar de tocar tu locura con dedos lascivos
Dejar de clavarme en las manos momentos tan tiernos
Conjurar palabras de amor, sin creer en su magia
Dejar de sentir trescientas estacas hechas de tu mirada
Asesinarte a la luz de la luna, y dejarte humillada
Beber tu sangre y tu éxtasis, dejarte desamparada
Sentir el dolor, pero ya no el mío... sino el de tu alma
Dejar de versar en tu causa, fijar mi atención en la nada
Merecer tu corazón, y perderme en él en un instante
Arruinar el poema presente, navegando entre tu cabello
Deseando descubrir tu espíritu a través del susurro de tu voz
Cubrir cada gramo de tu piel con mi solemne perdición
Sentirte tan cerca, tan cerca como una muerte atroz
Ver partir tu cuerpo lejos, mientras tu corazón
me odia sólo un poco a la vez, como lo hago yo.
Imagen de Andreea Cernestean
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