Quise escribir en este espacio una analogía al color rojo. Pude citar la sangre, la carne, los ojos vampíricos, el aroma de la muerte... Pero no. Este blog es rojo porque yo lo deseo. Eso debería bastar.
3 de octubre de 2010
Pastel
Mira mi mano deslizarse por encima de la tuya... sé que puedes ver mis venas palpitando de emoción, mientras acarician tu palma, y se elevan por tus muñecas, tus antebrazos, lentamente, tu cuello, y terminan en tu mejilla, rozando tu piel que es tan hermosa...
Oh, no, espera, aún no deseo hacerte el amor. Siéntate, querida, en esta enorme cama queensize. Puedes sentir la suave seda tratando de envolver tus piernas, tus brazos, tu vestido mismo... tu cabello parese adherirse a su superficie, tratando de buscar su compañero molecular de vida. Podrías, si quisieras, fusionarte a esta enorme seda roja, que combina deliciosamente con tu cabellera y tu piel, tan luminosa, parece artificial...
Reincorpórate, por favor. Mira lo que he traído. Adoro esa sonrisa en tu rostro, esa sonrisa maliciosa que reclama placer y entrega, como en las telenovelas ridículas de televisión abierta. Sólo que tu malicia tiene sentido. Quiero pertenecerte, preciosa, pues para eso he destinado este regalo que he elaborado con el más ínfimo deseo. Sientate, para que puedas degustar del contenido de esta charola. Anda, sin pena, destápala. Por supuesto que es un aperitivo del cual yo también degustaré, pero lo haré tan sólo para acompañarte.
Oh, es precioso. Es apetitoso, ¿cierto? Pasé toda la mañana eligiendo los ingredientes ideales. Un buen pastel que quedara a la medida del sabor de tus labios, aunque no puedo recrear su sensualidad por medio de especias y frutos exóticos. Así que elegí hacer la masa con vainilla, con un toque de café y unos duraznos entre capa y capa. Créeme, la consistencia te convencerá más que el sabor mismo. Enseguida, una capa de crema chantillí, igualmente casera, consistencia en verdad cremosa, no como esos betunes azucarados que se solidifican en segundos. Unas pequeñas chispas de chocolate oscuro, y unas hojuelas de chocolate blanco. Fue, en sí, un pastel bastante sencillo. Pero sé que lo disfrutarás tanto como yo al verte haciéndolo.
Anda, ahí tienes el tenedor. Toma un trozo y deposítalo en tu boca... tu saliva deshaciendo el chocolate, deshaciendo e intensificando los sabores... cierras los ojos, me complace saber que te ha gustado. Continúa, preciosa, continúa degustando de este pastel que te he preparado con... amor.
Ahora te acompañaré con una rebanada, no tan generosa como la tuya. Verás, yo ya he comido un poco antes de venir a esta suite.
Oh, ha sido tan delicioso. Créeme que el silencio de la habitación ha acentuado de manera muy sugerente el sonido de tu boca cuando comes cada bocado. Lo sé, no es de muy buen gusto, pero es que seguido de eso escucho tu respiración, un largo suspiro que denota placer. Y eso me excita, tanto como en este momento ya lo debes estar tú. Verás, este relato mental es sólo para mí, y no sabrás que he puesto en el postre un riquísimo coctel de éxtasis, LSD y morfina encapsulada en un proceso químico, que la liberará progresivamente.
Ven, acompáñame a la ventana. La vista de la ciudad es hermosa, tanta gente caminando allá abajo, sin imaginar que esta habitación estará llena de demonios y sensualidad... puede que lleguen a escuchar nuestros gritos... oh, sí, quítame la ropa al mismo tiempo que yo lo hago contigo... tranquila, tenemos toda la noche para ello...
... aunque sólo sea esta noche.
Mira los colores en tu piel, son tan profundos... quiero saborearlos todos, déjame saborear los colores de tu piel, de tus ojos, los agujeros negros de tus senos, tan perfectos... el enigma de tu sexo, que me grita como loco que lo devore, como si fuera un virus que se expande por nuestros cuerpos, y sólo queda aniquilarlo comiéndolo... una y otra vez... tu cuello despide aromas que no le piden nada a los perfumes más exóticos... las horas pasan como minutos, los minutos como lustros... esta noche será eterna, preciosa. Tu y yo fusionados para toda la eternidad...
Han pasado horas, pero ha llegado la hora de descansar. Dulces sueños, querida. Nos vemos en el infierno al cual pertenecimos desde el momento de haber entrado aquí. Ahí vienen los paramédicos... no te resistas. No te preocupes, todo será indoloro ahora. Lo importante... es que estamos juntos.
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Este cuento te ha quedado de maravilla, tiene la finura de un Hannibal Lecter adolescente y evoca imágenes y situaciones que solo tú con tu talento puedes lograr. Yo te recomendaría, y se que es un atrevimiento de mi parte sugerirlo, que explotes lo mas que puedas esta línea de estilo, pues no solo te siento muy cómodo en ella sino que hay algo espontáneo en el fondo que realmente es fascinante, es solo una sugerencia, pues sabes que me gusta lo que haces, solo que esto es especial. Un abrazo. Perdón si sale doble el anterior decía que el servidor estaba fuera de servicio.
ResponderEliminarLo tomaré en cuenta. Y sí, la verdad es que me siento muy cómodo en este estilo. Gracias, Amigo. Nos vemos en el ocaso...
ResponderEliminarUff!! que sensualidad! menudo pastel! te ha quedado genial, sigue así.
ResponderEliminarUn abrazo!
Ufff que intenso...la mente de un asesino..ese placer que le devora hasta la mismmisima irrealidad de su oscura vida...te felicito...es buenisimo...besitos de vampiro...
ResponderEliminarPD: una curiosidad...donde has leido mis poemas?, aparte de mi blog claro....
excelente.
ResponderEliminar(y, conicido, esta linea particular de estilo le va tan bien, estimado al, que debería ser explootada sin compasión)
(a todo esto, he dejado un premio para usted en mi blog. espero lo disfrute)
saludos
jonessy
Me recuerda a esas veces en las que uno termina oliendo a jab+on rosa venus...
ResponderEliminarQUIERES ESCRIBIR ALGO PARA MI?
ResponderEliminarATTE: "TRIDENTE DE PLATA" RECUERDAS...
¿Porque habria de escribir algo para ti, Tridente de Plata? Si lees esto, y solo para que lo sepas, permiti que pasara lo que pasó ese domingo... a propósito. No voy a
ResponderEliminarSi realmente me tomarás en serio, tú te acercarás a mí. Yo no estoy para andarle rogando a nadie. ¡Rogando miserias! ¡Ha! ¡Permiteme que me ria! Es una lastima que haya sido asi... pero si no era así, no era de ninguna otra manera.