La luna, mi Luna, se esconde.
Se dice que la envidia la ha invadido.
Se dice que su sed de sangre y sueños
simplemente ha cedido a la mas pura envidia.
Mientras la noche alberga el despertar de mis ojos,
miran los tuyos, como poseídos.
El resto se opaca, carece de sentido,
carece de color, perece de importancia.
El vórtice infinito de tus pupilas
es delicioso, es adictivo.
Mis deseos incuban, deseando perderse
en ese mundo etéreo donde tu fauna crece
y me hace cosquillas bajo la hojarasca,
mientras caigo firme ante un destino incierto,
donde la belleza impera hasta al más triste verso.
Donde no hay dolor que por placer no venga,
donde el viento acaricia tu rostro, excelsa,
donde me es prohibido acercarme a tu alma,
aunque la mía te ceda su última palabra...
La luna, mi Luna, se esconde.
Se dice que la envidia la ha invadido.
Su sed insaciable de sangre y sueños
se han opacado al ver tu reflejo.
La luna nos tiene alborotado a muchos de nosotros… esta bonito tu poema Al, siempre me han gustado las composiciones que tienen antropomorfismo, menos algunas propuestas religiosas, claro. Buen finde, un abrazo caballero.
ResponderEliminarComo sabes, estoy bastante liada, pero he tenido un ratito para hacer un regalito a los que siguen mi blog a menudo, si quieres pasar a recogerlo, puedes hacerlo en mi otro blog: http://premiosyregalosdesamantha.blogspot.com/2010/09/gracias-por-estar-ahi.html
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